Lo ideal para la confianza en el rumbo de un barco es tener un capitán con barba y pinta de lobo de mar. Para lo contrario, que cunda el pánico, es perfecto enterarnos de que quien es el responsable de marcar los destinos del buque está en su camarote mareado y pensando sólo en desembarcar. Así nos encontramos ahora los españoles tras el anuncio de Zapatero de que no se volverá a presentar. Era evidente que tenía que aclarar el tema, porque la otra opción sería hacer que las municipales y autonómicas de mayo se convirtieran en un plebiscito sobre ZP, con lo que estaría dando el tiro de gracia a los candidatos que ya se ven lastrados por llevar en sus papeletas el logotipo que representa la ceja.
La cuestión es que a mi, personalmente, me importa un bledo el futuro de Zapatero y del PSOE. Me preocupa el de España y los españoles entre los que me cuento, y ya me dirán qué clase de autoridad moral va a tener durante este año un Presidente que sabemos que está de retirada. Empieza ahora la inevitable comparación con Aznar. Dice Zapatero que siempre tuvo claro el límite de dos legislaturas. Curioso que no lo dijera hasta ahora, ¿no? Aznar lo dijo mucho antes, con un país en crecimiento y una situación buena, aunque no ideal porque estábamos con los Bardem montando el lío por la guerra de Irak (ahora silenciados con la de Libia, por cierto). Zapatero no anuncia su retirada en un momento de calma, sino en plena tormenta. También llama la atención los términos utilizados cuando decía que había llegado el momento de revelar su “voluntad”. Hágase, pues, su voluntad, Aleluya Aleluya. Para un señor que presume de ateo lo veo muy puesto con la liturgia. Faltó anunciarlo bajo palio.
El problema viene ahora. Tendremos un partido socialista que se presenta a las elecciones del 22 de mayo sin liderazgo ni timonel. No sabemos qué futuro le espera a uno de los dos principales partidos de España. Con la puntería que suelen tener en el PSOE para las primarias (recordemos a Almunia y a Borrell) es probable que apuesten por el caballo equivocado y que luego intenten corregir por el camino.
Lo más noble que podría hacer Zapatero es marcharse ya. No lo digo por interés electoral, sino por el interés de nuestro país. Está claro que este hombre es dañino para la imagen de España y para las soluciones que nos saquen de la crisis, por lo que su salida es la mejor noticia que podría darnos. Eso no quiere decir que tenga que convocar elecciones anticipadas, sino que podría dimitir, el Parlamento elegiría a un nuevo Presidente (Rubalcaba, Chacón, Marianico el Corto… cualquiera mejor que Zapatero) que tendría, además un año para demostrar su valía.
Señor Zapatero, si quiere marcharse hágalo cuanto antes. Deje si quiere de guardián a uno de los suyos, pero váyase a su casa para que los demás podamos salir adelante.
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