Como ayer hablábamos de los fielatos y estamos en una época de revisión del papel de las administraciones y lo que cada una hace sobre los más variopintos asuntos, me gustaría insistir un poco por ahí y desarrollar un par de ideas sobre la gestión de nuestro patrimonio cultural, principalmente la Muralla.
Verán, Lugo es su Muralla. A muchos no les gusta eso, porque creen que cerrarse en banda a un único monumento es absurdo teniendo más atractivos que ese. No les niego una parte de razón, pero eso probablemente lo puede hacer Segovia para promocionar más cosas que su archiconocido acueducto, o el Escorial para ir más allá de la sombra del impresionante Monasterio que se construyó por orden de Felipe II. En Lugo no hemos conseguido que nuestra muralla sea una referencia, y que media España siga pensando en Ávila como paradigma de fortificación de este tipo, a pesar de que, con permiso de los abulenses (¿quién demonios hace los gentilicios?) la nuestras es tanto histórica como geométricamente mucho más importante, dónde va a parar. Cuando consigamos que la Muralla de Lugo sea conocida como debe, entonces podemos plantearnos empezar a promocionar otras cosas. Mientras tanto es obvio que nuestros esfuerzos comunes tienen que ir hacia el mismo destino.
A lo que iba, Lugo es su Muralla, al menos turísticamente hablando. Comentando ayer con algunas personas el tema de la gestión y uso de los fielatos por parte del Ayuntamiento me contestaban que no es tan sencillo, que la Muralla es de titularidad autonómica y que no van a prestárselos a Orozco para abrir una taquilla. Lo primero es que eso es muy relativo, porque todo en esta vida es plantearse las cosas con un poco de seriedad, y dudo mucho que si el Ayuntamiento se ofrece a dar uso a esos locales muertos de risa e inmejorablemente situados les digan que no. Y si se lo dicen, habría que protestar, obviamente.
Pero lo segundo es que gran parte del problema que tenemos con nuestra Muralla es que no están muy claras las competencias sobre la misma. Bueno, claras están, pero es un sudoku del copón. La propiedad es de la Xunta de Galicia, sus cuidados también, el mantenimiento de jardines del Ayuntamiento, la vigilancia de la Policía Nacional (aunque la Municipal anda por allí a ratos), la Diputación quiere hacer un ascensor desde sus jardines (¡qué barbaridad!), y la UNESCO se considera autorizada para evitar que se haga un auditorio en San Fernando porque está demasiado cerca de la Muralla, si bien permite otras tropelías. Todo el mundo tiene algo que decir sobre la Muralla, menos cuando las cosas van mal, que entonces la culpa siempre es de otro.
Hay una fórmula sencillísima para evitar esta situación: crear un organismo específico para la gestión, promoción, difusión, mantenimiento, excavación, protección y vigilancia de la Muralla. La fórmula aparentemente lógica parece un Patronato, Consorcio o una figura similar, que se encargue de todas las actuaciones que tengan que ver con nuestro principal monumento, y así poder tener un único responsable en todo el pleno sentido del término. Aunque podría ser también lógico tener una figura de ese estilo que gestione el Turismo en nuestra ciudad en general, creo que la Muralla es lo bastante importante como para esto.
No me entiendan mal, no hablo de crear un nuevo chiringuito ahora que estamos en el momento de irlos cerrando, sino de solucionar un problema. No hay una única administración que se encargue de lo relacionado con nuestro muro de piedra, y sería lógico que alguien coordinara todos estos temas, incluso para darle en la cabeza a la administración que no actúa y evitar desde las cagarrutas de perro que el Ayuntamiento no sanciona hasta el jardín botánico que la Xunta ha dejado crecer entre las piedras de la Muralla. Aquí hay para todos. Incluso se podría dar entrada al patrocinio o colaboración de empresas privadas que, aunque no es momento de andar soltando pasta, probablemente echarían una mano.
¿Saben cuál es el problema para crear esta figura? El reparto de la tarta del poder. Nadie quiere soltarlo. Si se crea ese patronato Estado Xunta, Diputación y Ayuntamiento tendrían que ceder competencias y presupuesto para que funcionara, y eso no gusta. Luego vendrían las luchas de a ver quién nombra al gerente y cómo se contrata a la gente. Por último, si el jefe del negocio es naranja lo pondrían verde los turquesa y si es turquesa lo pondrían verde los naranjas (no se imaginan lo difícil que es poner colores como metáforas políticas que ya no estén pillados por algún grupo).
Sería lógico, pero no conviene por razones totalmente ajenas al sentido común. El famoso Plan Estratégico, aquel documento que costó muchos millones a los lucenses y que está cogiendo polvo en algún estante, lo recomendaba como necesario pero Orozco votó contra la idea en un Pleno municipal de octubre de 2009 probablemente porque lo propuso Joaquín García Díez y no él. Nunca más se supo. A lo mejor se podría retomar la idea olvidándonos todos un poco del poder y teniendo en cuenta un mucho el interés de la Muralla, que es el de todos.
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