miércoles, 20 de marzo de 2013

Hasta que pase algo gordo

Ya me estoy cansando de decir que aún queda margen para el asombro, pero es que la realidad supera a la ficción. La cobardía en este país es una de las mayores señas de identidad de muchos de nuestros dirigentes. Por no afrontar la realidad y llevar las leyes y normas hasta sus últimas consecuencias nos hacen a todos atravesar una cuerda floja que pende sobre un abismo de demandas y problemas. Ahora les hablo, concretamente, de la fiesta de la Carballeira que se celebrará hoy en Aceña de Olga. 

Fiesta de la Carballeira - Foto de La Voz de Galicia
Nos cuenta la prensa que el Ayuntamiento ha preparado la zona añadiendo contenedores y limpiando de hojas el suelo de la zona, no sea que se manchen los zapatos los asistentes, pero lo más grande es que la fiesta no está autorizada. Es decir, que se admite de facto la existencia de la fiesta, y en lugar de tomar medidas contra su celebración se prepara el terreno, no sea que se nos pique el personal. 

Lo primero que tengo que decir es que no entiendo las razones que llevan a no autorizar la Carballeira. No me vale lo de que allí beben menores, porque también lo hacen en las casetas del pulpo del San Froilán y no por eso las cierra el Ayuntamiento. Tampoco creo que sea un argumento que el lugar no sea idóneo para esto, porque anda que no hay fiestas populares en sitios bastante más cutres y nadie abre la boca. Tal vez el error sea de los organizadores, por no haberle puesto un nombre de un santo a la fiesta, que siempre es más fácil organizar la “fiesta de San Fernando” (yo hoy la haría de “Francisco”, que está de moda) que la de la Carballeira. 

Basura de la Carballeira - Foto de La Voz de Galicia
Pero la cuestión no es esa, sino el cumplimiento de las normas. O la fiesta es legal o no lo es. O está autorizada o no lo está, y es lo segundo. Si está autorizada el Ayuntamiento no sólo ha de poner contenedores y limpiar las hojas, sino que estaría bien que pusiera unos baños portátiles y hubiera una previsión sanitaria para las probables intoxicaciones etílicas que se dan año tras año con una alegría pasmosa y una dejadez paterna que raya el delito. 

Pero no está autorizada, es una concentración totalmente ilegal, y el Ayuntamiento no sólo lo sabe, sino que colabora tomando medidas que en un juicio en caso de que pase algo son la prueba flagrante de su aquiescencia, también llamado pasotismo. 

Vendiendo alimentos - Foto de La Voz de Galicia
“¿Y qué quiere usted que haga?”, dirá el político meapilas de turno. Pues muy sencillo: la multa es un recurso maravilloso que tiene la administración para hacer cumplir las normas. No les estoy diciendo que detengan a 500 chavales, que eso ya sé que es ciencia ficción en un país en que si juntas el número suficiente de personas puedes hacer cualquier cosa, pero sí que se sancione a los organizadores y, por qué no, a todos aquellos que hagan lo que no deben. Menores bebiendo, personas que se ponen a vender alimentos con carteles de la forma más descarada, asistentes que hacen sus necesidades entre los arbolitos… vamos, lo que vienen siendo comportamientos sancionables de toda la vida. 

Yo soy liberal. Eso, traducido al cristiano, no significa que quiera que los bancos reciban dinero público, sino que considero la libertad individual como un fin en sí mismo y un derecho que ha de ser restringido sólo en casos de necesidad. Aquí, ya lo he dicho, no se da esa necesidad ya que no sé por qué no se autoriza la fiesta (tampoco estoy seguro de que alguien lo haya solicitado, vaya usted a saber), pero lo que es obvio es que si se aprueba una norma es para que se cumpla y no para sancionar el día que te levantas con el pie izquierdo como cuando multaron a las carrozas de los Reyes Magos. 

Ahora una última reflexión. ¿Qué pasaría si un chaval en la Carballeira bebe hasta el coma y se nos va al otro barrio? ¿O si alguien resbala con la basura y se rompe la cabeza? ¿Han oído ustedes hablar del concepto de “responsabilidad civil subsidiaria”? ¿Y de la “dejadez de funciones”? Porque si algo pueden dar por sentado es que los papás del crío van a buscar culpables principalmente para lavar sus propias conciencias y la imagen del crío difunto, que no tenía culpa de nada.

El Madrid Arena fue lo que fue. Parece que no aprendemos. Tanto rollo con las normas de seguridad, las previsiones y la madre que los parió y con no pedir autorización ya puedes hacer las cosas como te dé la gana sin ningún tipo de consecuencia. Hasta que pase algo gordo.

1 comentario:

  1. Y como cada año, mañana es la Carballeira. Este año vivo cerca de la misma y llevo una semana a la espera de este evento que deja destrozos y basura.
    Ayer y hoy ya han estado limpiando la zona para los queridos estudiantes, que se gastan el dinerillo de los papis en garrafas de alcohol y patatas fritas.
    Yo he sido estudiante y creo que se deben divertir, es más, considero que un día laboral pueden hacer ruido hasta altas horas de la madrugada y llevar dj y lo que quieran; pero lo que no me parece correcto es que orinen y defequen dentro de portales y delante de las puertas de las viviendas o delante de una guardería; invadan jardines privados; realicen actos sexuales en plena calle y a la vista de todo tipo de personas(niños...) y no me refiero al típico magreo sino a felaciones y al propio acto sexual; rallan y abollan los vehículos de la zona; se adueñan de la calle y replican o agreden a quien les diga algo.
    Pero lo que me deja más atónita es que,aun siendo ilegal, y causando todo tipo problemas, el ayuntamiento da todo tipo de facilidades para que se celebre, poniendo a su disposición contenedores y baños (que no utilizan) y seguramente reciban denuncias de muchos vecinos que van archivando a una carpeta que debería poner "denuncias de pringaos". Eso si, cuando los perros ladran a las 9 de la noche en el canil, ahí si que viene la local a ver que pasa....Yo estoy indignada y lo peor es la impotencia de saber que mañana volverán los salvajes a invadir la ciudad y no se puede hacer nada....
    Es lamentable......

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