martes, 27 de octubre de 2015

Predicción a un año y poco

Hoy el artículo puede ser algo extraño en formato y quizás en extensión porque lo escribo desde el móvil en el autobús que el BNG ha puesto para ir a ver el sistema de organización del tráfico y el aparcamiento en Pontevedra. Así que si ven algún "palabro" extraño puede ser cosa del corrector ortográfico que juega malas pasadas.

De la excursión ya les contaré mañana.

Hoy toca hablar de los líos montados en la Diputación, donde la puñalada a Manolo Martínez nos augura un mandato movidito (parece que no saben con quién se juegan los cuartos), y del ayuntamiento con la dimisión de un buen hombre,  Grandío.

Sin entrar en pormenores este tipo  de situaciones lo que hace es que un vaticinio que hice con unos amigos hace unas semanas vaya tomando forma cada vez más concreta y se lo voy a contar a ustedes a ver qué les parece.

Por un lado estoy cada vez más convencido de que las uvas de fin de año de 2016 a 2017 nos las vamos a tomar con Jaime Castiñeira de alcalde. A esto le podemos añadir que si las cosas siguen así incluso es probable que Elena Candia recupere la Diputación en un tiempo más breve del esperado (si es que alguien lo esperaba).

Obviamente es una proyección arriesgada pero vayan ustedes a saber,  que también lo fue la marcha de Besteiro cuando la predije y acerté.

La política se ha complicado mucho con los puzzles municipales salidos de las últimas elecciones y esto puede jugar en favor de Rajoy de cara a las generales. La gente quiere estabilidad y no desayunarse todos los días con un sobresalto. Si yo fuera su jefe de campaña la enfocaría de esa manera.

El que seguro que se está frotando las manos es Feijoo, al que Lugo le está dando hecha la campaña del año que viene,  si es que se presenta.

En cualquier caso está claro que el esquema anterior está tocado pero no tan roto ni tan hundido como nos quieren hacer ver. Podemos hizo algo muy bueno por este país que fue diagnosticar correctamente una situación, pero al igual que otros gurús,  no supo dar una alternativa y cuando abandonó la radicalidad perdió fuelle. Ahora intenta volver al monte pero otras cabras han ocupado su espacio. El que no corre,  vuela.

Hoy lo voy a dejar aquí,  que además lo de escribir en el bus me marea, pero mañana les cuento. Es lo único de este cirio político que nos han montado,  que esto se pone divertido. Quizás demasiado.

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