Aquí pueden ver las notas de Adega y Ciudadanos en que dos entidades tan diferentes dicen lo mismo, y tienen razón: la "madera autóctona" no es de "especies autóctonas". |
Cuando dos entidades tan dispares en casi todo como Adega y Ciudadanos dicen lo mismo es que seguramente tengan razón. Desde las dos organizaciones se acusa al Gobierno Local de crear confusión con la utilización torticera de la expresión “madera autóctona” cuando se refiere a su famoso edificio “Impulso Verde” en el barrio eco-ilógico que pretende promover para construir más edificios en una ciudad con 12.000 viviendas vacías.
Verán, la cuestión es relativamente sencilla: desde el Ayuntamiento se nos vende reiteradamente el concepto de “madera autóctona” y todos nos imaginamos esos bosques de especies locales (robles, encinas, alcornoques, tejos, hayas…) pero no se nos vienen a la cabeza ni pinos americanos ni, muchísimo menos, los tan denostados eucaliptos. Pues precisamente de pino americano y eucalipto serán las maderas utilizadas en el edificio creado con lo que el Gobierno de Lugo llama “madera autóctona”, cuando en realidad lo que quieren decir es “madera de bosques gallegos, aunque de especies foráneas”.
Ambas partes tienen su parte de razón, y aquí ya entra en
juego la simpatía de cada cual. Es cierto que con el diccionario de la RAE en
la mano el Gobierno no miente cuando habla de “madera autóctona” (fíjense que
evitan con mucho cuidado hablar de especies autóctonas) porque según nuestra
Real Academia autóctono es el que “ha nacido o se ha originado en el mismo
lugar donde se encuentra”. Pero también es cierto que el término crea confusión
porque todos asociamos a ese término las especies propias de la zona, y a quien más simpatía le puede crear esa clasificación es
precisamente a quien más le debe decepcionar que utilicen los consabidos eucaliptos.
Precisamente por esto último, choca bastante que el BNG,
habitualmente tan beligerante con este asunto (de hecho no es raro ver que este
partido “denuncie” la plantación de eucaliptos en diversos lugares) vote a favor
de una obra que, en teoría va contra sus principios. Claro que cobrar como
Gobierno y mandar es lo que tiene, que hay que llegar a “compromisos”. Si hay
que comerse los pinos americanos y los eucaliptos, pues se los comen.
Con quien ha sido especialmente agresivo el Gobierno es con
Ciudadanos, aunque curiosamente cuando Adega decía lo mismo ni se molestaron en
responderle. Se ve que, en lugar de responder a todos para bien y para mal, que es lo que deberían hacer, sólo le contestan a quienes les caen mal (de eso les
puedo contar bastante por experiencia personal, y mañana les contaré sobre el
lío que tienen con lo de los cierres de las terrazas, que no se han enterado de
nada y están confundiendo a todo el mundo). Han dicho que a Olga Louzao y Juan
Vidal les falta “comprensión lectora”, cuando precisamente lo que han hecho es
leer entre líneas el grosero intento de manipulación que hay en este asunto.
¿Qué tiene de ventajoso usar la expresión “madera autóctona”
si no es para transmitir la idea de que hablamos de algo totalmente local? Pues
ni eso, porque la madera no es del Municipio de Lugo sino de Alfoz. No se
alteren, que no tengo nada contra eso, pero es llamativo que no exista en nuestro
municipio, uno de los más grandes de Galicia, madera válida para construir este
edificio y que haya que irse a la costa. Tampoco lo critico, porque no tengo ni
idea de esas cosas y a lo mejor aquí no hay empresas que certifiquen las
maderas, pero yo les preguntaría a los de Besteiro y algunos más que se dedican
a eso a ver qué opinan.
Lo que está claro es que la expresión no es accidental, y tampoco
lo es la virulenta reacción cuando alguien señala que el emperador está
desnudo.
El disparate del proyecto, que nos venden como ecológico
cuando la propia existencia de un nuevo barrio es lo menos “verde” que se pueda
uno imaginar, se une a otros como el de las “caldas” junto al Miño, otra
barbaridad que consiste en construir unas bañeras colectivas con agua del grifo
que calentarán con una caldera, y lo venden como algo “sostenible” y “medioambiental”.
Perdonen la grosería pero es que no me sale otra expresión: ¡hay que joderse!.
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