No, no es San Marcos, es la recientemente terminada Plaza del Ferrol... |
Pero ya ven lo que es la vida, hoy han anunciado que se abre al tráfico rodado esa misma calle, esa que tuvieron cerrada a los peatones tres meses sin motivo alguno. El motivo es que tienen que reparar las ya muchas losas levantadas y rotas de la Plaza del Ferrol, obra recientemente terminada pero que ya está dando problemas.
La realidad es tozuda. Pretender que las losas de gran tamaño son las indicadas para una zona de tráfico rodado es estar abocados a reparaciones durante años y más años. Incluso en Quiroga Ballesteros, que está cerrado al tráfico, las roturas de losas y el “bamboleo” son el pan nuestro de cada día.
Por la contra, tienen ejemplos más que sobrados del éxito del modesto y efectivo adoquín. En la Plaza de la Soledad, por ejemplo, vemos cómo las losas de tamaño medio (no son muy grandes) están rotas en su práctica totalidad… pero todos los adoquines están perfectos. Han aguantado años porque es muy difícil que se rompan, e incluso en la vecina calle Armañá, donde desde hace años descargan camiones de gran tonelaje transportando bebidas, el adoquinado resiste o necesita unos muy mínimos ajustes.
Lo han hecho bien, por ejemplo, en el tramo peatonal de Camiño Real. Ahí se pusieron pequeños adoquines que ni siquiera son de piedra, y no han dado problema alguno a pesar de que hay bastantes vehículos porque hay un aparcamiento público allí mismo.
Lo que resulta preocupante es que una calle terminada hace unos pocos meses ya esté rota. ¿Qué futuro nos espera? Por ahora ha colado que lo repare la empresa instaladora, algo que es más que discutible porque tal vez el problema no esté en la colocación de las piedras (que sí es responsabilidad de la adjudicataria) sino del diseño y el uso, que es una cuestión municipal ya que fue el Ayuntamiento quien diseñó el desaguisado.
En fin, que empezamos pronto con roturas y reparaciones. Esto va a ser un quebradero de cabeza evidente, pero que no van a corregir… porque no les da la gana.