lunes, 22 de septiembre de 2025

Adiós Conchita, y muchísimas gracias por todo

Conchita Teijeiro por José Reigosa

No podemos estar tristes por la muerte de Conchita Teijeiro, ella no lo habría querido. Estoy completamente seguro de que estaría orgullosa de la ola de admiración, respeto y, sobre todo, cariño que se ha desatado tras la noticia de su fallecimiento. Todo ello más que merecido, pero no habría querido lágrimas sino sonrisas. Si estuviera aquí nos contaría sus desternillantes anécdotas con esa acidez tan elegante que nadie se podría sentir ofendido.

Conchita era la antítesis de lo que parecía. A primera vista te imaginabas una señora pija que no mueve un dedo y que vive entre algodones, y sí, esa vida la habría podido tener si hubiera querido… pero no lo hizo. Pija vaya si era, y no sólo no se avergonzaba, sino que presumía de ello, pero al mismo tiempo luchó como la leona que era para mejorar la vida de otros y consiguió muchísimo más que muchas instituciones que nos cuestan una millonada pero que no tienen lo que ella tenía: pasión.

Formó parte de esas mujeres que, como los barcos rompehielos, abrieron camino al futuro. Independiente, atrevida, fuerte, guapa, elegante… Hemos leído muchísimo sobre el sentido del deber de Conchita, una mujer que tenía una fuerza de voluntad que no se doblegaba ante nada ni ante nadie, que fue capaz de apasionar a Fraga, a Cacharro o a Orozco con la obra de su vida: ASPNAIS. También fue lo bastante fuerte como para enfrentarse a los entonces todopoderosos para sacar adelante ese gran proyecto, y los vencía con encanto, tozudez y una personalidad a prueba de bomba.

Tener un hijo que sufrió una enfermedad que le dejó una discapacidad intelectual fue una de esas pruebas que la vida pone delante a veces y que la fuerza de Conchita transformó en el objetivo de su vida: cuidar de “sus niños”. No solamente el suyo sino todos los demás con problemáticas similares y que muchas veces vivían en familias con escasos recursos.

Lo logró, y de qué manera. ¿Cuántas vidas habrá salvado el empeño de esta mujer? ¿A cuántas personas que estarían condenadas a una existencia gris, y probablemente mucho más breve, ha logrado ayudar?

El mayor mérito del ASPNAIS del que ella era su alma, es que no es una residencia, es un proyecto de vida. Los niños de Conchita, hoy convertidos en hombres y mujeres, trabajan en talleres y tienen una existencia productiva e integrada. Viven en un auténtico palacio, cuidados y arropados en un espacio privilegiado que alberga una estupenda estatua de Conchita como madre de todos los que allí están y que sus magníficos sucesores al frente de ASPNAIS le dedicaron a un legado envidiable, una vida útil, dinámica y generosa.

Un homenaje privado porque los públicos estaban esperando a su fallecimiento para que ahora se abra la carrera para ver quién da más. Nuestro ayuntamiento, tan parco en hacer homenajes merecidos, le escamoteó la calle que sin duda alguna se merece. Tuvieron una oportunidad de oro para convertir, cuando le cambiaron el nombre, la calle dedicada a su padre en un homenaje a ella, pero no quisieron porque, salvo cuando les sale de las narices, alegan que sólo dedican calles a fallecidos. Es falso, pero mantienen esa política intermitentemente usándola a conveniencia. Ahora sí podrán hacerle ese homenaje que, este sí, no hay duda que es un clamor social.

Hace unos años varias personas hablamos de hacer un “comité” para impulsar la calle con su nombre, pero familiares de Conchita nos lo desaconsejaron porque no querían crear un conflicto con eso y además, dado el estado de la protagonista, ya era tarde para que apreciase el gesto en toda su valía. Los homenajes tardíos son inútiles para el homenajeado.

Aun así, hoy hay un funeral a las 18 horas que estoy seguro que se desbordará porque Conchita era un símbolo del mejor Lugo. Ese Lugo solidario, fuerte, hermoso y valiente que se enfrenta a quien haga falta para lograr lo que desea. Ese Lugo tan lamentablemente poco frecuente. 

Su mejor homenaje, sin embargo, será la pervivencia de ASPNAIS y su continua mejora. Los sucesores de Conchita al frente de esa institución siguen manteniendo el cariño y el rigor absoluto con que ella gestionaba la Asociación así que tranquila, querida Conchita, “tus niños” están en buenas manos.

1 comentario:

Derecho a réplica:

Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño''; y cortesía.