Al final se trata de ellos... a quienes hemos domesticado para después abandonarlos. Como sociedad damos asco. Foto: fotograma de la web de la Protectora de Lugo |
Tras las entrevistas publicadas en este blog anteayer y ayer al actual Presidente de la Protectora y a la candidatura alternativa, quedan muchas conclusiones que sacar y me gustaría compartir con ustedes las impresiones recibidas.
En primer lugar, aunque estoy totalmente de acuerdo en que es estupendo que haya más de una candidatura a una entidad como esta - en Lugo es muy poco habitual porque la gente se acostumbra y los presidentes siguen eternamente - (¡qué me van a contar a mí…!), me entristece enormemente la tensión que se palpa en el ambiente de la Protectora desde hace muchos años. Ya antes de estar Losada de Presidente, desde siempre recuerdo discusiones iguales o parecidas en torno a la gestión de la Sociedad, y eso no es bueno porque se crean tensiones y enemistades que no benefician a nadie. No digo que la culpa sea de quienes critican, ni mucho menos, sino que hablo de las formas.
Quizás el mayor problema no esté en los implicados sino en terceras personas, en hooligans que están caldeando el ambiente. Será por convicción, no se lo niego, pero las faltas de respeto, los insultos y la grosería no son de recibo… y quizá resulten contraproducentes porque causan rechazo entre la gente “normal” (ya entienden a lo que me refiero con ese término).
Lo más curioso es que, a pesar de sus discrepancias, ambas candidaturas coinciden en lo esencial: en el diagnóstico de las cuestiones más urgentes como el cambio de las jaulas de cuarentena, o la importancia de solventar definitivamente los problemas legales que hay en la parcela y que sólo una nueva licencia puede subsanar para siempre. Es más una cuestión de enfoques y prioridades.
Alberto Losada, por ejemplo, explica que las jaulas de cuarentena no se pueden tocar hasta que haya una licencia porque se haga lo que se haga implica una obra, por mínima que sea, y es totalmente ilegal. El equipo que conforma la candidatura alternativa, por el contrario, cree que hay fórmulas que no impliquen ilegalidades y que solucionen provisionalmente ese asunto, como usar jaulas que no requieran obra.
En el fondo lo que se transmite desde la candidatura alternativa es la impresión de que la directiva actual está más preocupada por sacar adelante el nuevo proyecto que por atender al presente, mientras que Losada intenta explicar que procura hacer equilibrios entre la gestión diaria y una visión de futuro.
¿Quién tiene razón? Lo han de decidir los socios mañana, en la Asamblea que decidirá el futuro de la Protectora para los próximos años.
Por un lado, tienen a una directiva que está sacando adelante, a pesar de los muchos escollos, un proyecto de futuro ambicioso pero realista, que acabará de una vez para siempre con los problemas urbanísticos de la Protectora y que se está dejando la piel en atender a lo que hay e incluso ha hecho préstamos económicos de su bolsillo a la Sociedad. Una directiva que necesita más tiempo para completar su tarea.
Por otro lado, tienen a un equipo de voluntarios que se comprometen a seguir adelante con ese proyecto pero que sufren cada día con la situación que hay hoy en la Protectora y que se dedican en cuerpo y alma a mejorar la durísima situación con que se encuentran, con unos medios insuficientes y una mala comunicación con los responsables. Unos voluntarios que quieren mejorar las cosas ya, sin esperar a un mañana incierto.
Ambas candidaturas se enfrentan a un desafío tremendo y ambas lo saben. Pase lo que pase el jueves me ha gustado que todos hayan coincidido en decir que seguirán trabajando en la Protectora y eso es lo más importante de todo: el compromiso de toda esta gente en atender una de las mayores vergüenzas que, como sociedad, tenemos a día de hoy: el terrible trato que damos a las especies con las que compartimos la existencia.
En cuanto a la tensión de cara a las elecciones de este jueves, probablemente sea normal, porque hablamos de temas muy serios y de gente muy implicada. Aquí no está en debate si una piragua tiene más preferencia que un nadador, o si el pregonero de las fiestas es un político o un jugador de pelota vasca, hablamos de vidas. Quienes están tan metidos como para presentarse a gestionar un marrón como éste, o para ir como voluntarios a limpiar porquería y ayudar en lo que pueden a los animales, lo hacen por vocación y no por interés propio, y es normal que se indignen y se enfaden unos y otros, aunque no sea la mejor de las situaciones.
Aprovecho para sugerirles que se den de alta como socios de la Protectora. Si no tienen tiempo de ir (o ganas, que es duro, muy duro), al menos podemos echar una mano, aunque sea económicamente con una modesta cuota de 40 euros anuales. Anímense. Es muy cómoda la postura que muchos adoptamos, por el motivo que sea, de no echar una mano en persona y simplemente pagar una cuota, pero menos es no hacer nada.
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