A la izquierda, huertos urbanos en Lugo (foto: La Voz de Galicia) A la derecha, los "jardines" de la Diputación de Lugo |
La Diputación Provincial de Lugo firmó un acuerdo con el Ayuntamiento de la capital para “asumir” la gestión de los huertos urbanos que hizo esta última administración y que se ve que no acaba de saber gestionar. Inteligente jugada del Alcalde echar balones fuera y colocarle el tema a la Diputación, a lo mejor podía aprovechar para endosarle las mal llamadas Caldas y que hagan ellos el ridículo.
Lo que me llama la atención son las cifras. El presupuesto son 57.000 euros (no se especifica si son anuales) para “gestionar” 32 parcelas. No hace falta ser un matemático brillante para echar la cuenta y ver que nos sale la broma en algo más de 1.780 euros por parcela, casi 150 euros al mes para que 32 ciudadanos planten sus lechugas y tomates. Nos sale el kilo a precio de percebe.
Conozco gente que tiene huertos en estas parcelas y están encantados. Normal. Decía mi abuelo que “siendo gratis, que cueste lo que quiera”, y ellos simplemente acuden a la convocatoria pública. Quien, creo yo, comete el error no son ellos sino quien pone en marcha una iniciativa tan sumamente surrealista en nuestra ciudad.
En una población como Lugo, rodeada por campo por todas partes y eminentemente agrícola, con enormes extensiones abandonadas a su suerte, es llamativo el esfuerzo económico de la administración para hacernos pasar por urbanitas de metrópoli tipo Madrid. Aquí convivimos con lo verde a diario sin extrañarnos, y no es difícil ver berzas o gallinas en plena ciudad. Por eso siempre me ha extrañado esa fijación por los huertos urbanos en Lugo.
Es chocante, además, ese despliegue de medios mientras se dejan a su suerte los jardines de la propia Diputación, que están que dan asco verlos. Con unos plásticos infames y plantas muertas, ese espacio, que si mal no recuerdo adecentó y abrió al público Besteiro cuando era presidente de la entidad, meten miedo. Habrá quien culpe a los perros que frecuentan el lugar, pero una visita al vergel que hay tras el de estantigas, más lleno de canes que este espacio, permite descartar que sean ellos los culpables.
Se ve que hay menos interés porque 32 ciudadanos con huerto a precio de solar, pero pagado por todos, son 32 votos que se intentan arañar y claro, anda la cosa muy justa.
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