jueves, 1 de septiembre de 2011

Los “putímetros” alemanes

Ahora que estamos reorganizando el cotarro, con recortes y tijeretazos varios, es el momento de poner ciertos temas sobre la mesa. La crisis, si algo de bueno va a tener, es que nos va a servir para poner muchas cosas en su sitio, como la organización de la administración pública en nuestro país, la racionalización, el fin de los privilegios de algunos o al menos su reducción (véase los 500 “liberados sindicales” que Cospedal va a poner a currar en Castilla la Mancha), la eliminación de gastos superfluos y chiringuitos varios.

maquina Viene en la prensa que en Alemania han puesto una especie de “putímetros”. La cosa va como el típico parkímetro de los subterráneos, pero en lugar de sacar el ticket para meter el coche en una plaza lo sacan las trabajadoras del sexo para… bueno, me voy a ahorrar el chiste fácil… ejercer su profesión. 6 euros diarios pagan por trabajar en la calle, que es de todos y si los que ponen terrazas en los bares han de abonar una tasa a estas chicas les toca hacer lo mismo. También tienen tasas para prostíbulos y burdeles. Los alemanes, tan organizaditos ellos en lo bueno y en lo malo, han visto este tema con desapasionamiento y se han encontrado con un filón impositivo muy rentable, ya que por mucho que bajen los sueldos hay gastos que nunca van a desaparecer.

La prostitución es una profesión. Así de claro y simple. Decir cualquier otra cosa es, además de una majadería que va contra el sentido común, reflejo de una moralidad de dudoso mantenimiento práctico. Me recuerda a la ley seca que trajo consigo bandas de delincuentes, mafias, y todo el rollo de los gangster de sombreo de ala ancha, pero esto con menos gracia aún que los otros porque aquí se trafica con personas, no con botellas. Llama la atención que la mal conocida como la profesión más antigua del mundo sea de la pocas ilegales.

La comparación con la ley seca me parece tan buena que voy a seguir por ahí. Miren lo que pasaba con aquello: bandas organizadas, tugurios insalubres, bebidas sin control sanitario alguno, dinero negro, nula recaudación de impuestos… ¿les suena? ¿Qué problema hay en que una persona quiera ejercer libre y voluntariamente la prostitución? ¿De veras somos tan cínicos como para decir que no hay profesiones peores? El problema no es tanto la prostitución en sí, sino la mafia que hay montada a su alrededor.

Los alemanes, igual que otros países, han legalizado la prostitución y con ello consiguen varios efectos: cobrar impuestos que utilizan en gastos sanitarios para las profesionales del tema, hacer controles efectivos tanto del personal como de los burdeles, evitar las mafias, o al menos reducirlas notablemente, y quitarle parte de la gracia al tema. Lo que hay que perseguir es la delincuencia, al cabrón que engaña a chicas en países de por ahí y las traen obligándolas a prostituirse para pagar deudas que nadie sabe de dónde han salido, que las drogan, las usan como animales de carga e incluso las obligan a tener hijos que usar de rehenes o a abortar otros como si fueran piezas defectuosas de una máquina. Luchemos contra eso. En Lugo, esta ciudad presuntamente tranquila que por lo visto no lo era tanto, tenemos abierto el famoso caso Carioca, en que vemos lo peor de lo peor de este mundillo.

No soy tan inocente como para pensar que la legalización va a resolver todos los problemas. Tampoco ha resuelto todos los aparejados al alcohol, ni hay colectivo profesional alguno en que no haya chorizos, estafadores, delincuentes, defraudadores y demás. Lo único que digo es que la ley no está para hacer de moralina, sino para regular la realidad, y la prostitución siempre será una realidad, nos pongamos como nos pongamos.

1 comentario:

  1. A ti te van a echar del PP a PPatadas si no lo hicieron ya y eso que tienes razon

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