jueves, 15 de diciembre de 2011

Decoraciones navideñas

Se acerca la Navidad. Lo sabemos principalmente por los escaparates de las tiendas y la iluminación de las calles, más que por el espíritu de bondad que Dickens reflejó como nadie en su “Canción de Navidad”, cuya lectura recomiendo vivamente al más ateo de mis lectores (no se enfoca desde el punto de vista religioso, sino como un fenómeno cultural y espiritual). Este espíritu parece que se ha tomado unas vacaciones en los últimos años, sustituido por la consabida fiebre consumista de pinos, regalos y comilonas.

Desde el punto de vista de las administraciones públicas somos testigos de dos enfoques totalmente diferentes: la Navidad es fundamental y aunque haya que recortar por otros lados vamos a gastar un montón de dinero en iluminación y actividades o, todo lo contrario, con la que está cayendo no procede dedicar recursos públicos a bombillas y adornos cuando hay gente que lo está pasando muy mal.

131220112321 Un ejemplo de cada lo tenemos muy a mano. La Diputación Provincial de Lugo, un agujero negro de gasto como pocos, ha conseguido este año hacer lo que todos pensábamos que era imposible: poner una decoración navideña aún más fea que la de años anteriores (aquellas bolas blancas grandes que ponían en la fuente).

Han puesto una cosa rara: es como si a un poblado de indios americanos, representado por una especie de choza dorada, hortera como poco, que parece querer ser un árbol de Navidad (¿no es más lógico poner el árbol directamente?) le hubieran entrado una banda de gamberros con rollos de papel higiénico y los hubieran tirado por todas partes.

Llama la atención, además, que un gobierno tan progre y ateo como el nacional-socialista que rige la Diputación, haya optado por esa decoración que, más que navideña, parece de Semana Santa, con las farolas convertidas en crucifijos con los sudarios colgando. Cosas del presunto arte moderno que tanto gusta a estos señores y que yo ni entiendo, ni valoro, ni comparto, llámenme paleto si quieren. A mi en Navidad me gusta que me pongan mi arbolito con sus luces y cosas brillantes. Que aprendan de Londres, que con cuatro duros ponen unas decoraciones pasmosas (que repiten de año en año para ahorrar, sólo que cambiándolas de barrio), pero eso es pedir mucho a quien se resiste a cruzar Piedrafita.

Por la contra, tenemos el ejemplo del Alcalde de Burela. Chema Barcia ha tomado la difícil y valiente decisión de suprimir el gasto en alumbrado navideño y similares. Publica en su facebook (que es como se comunica la gente moderna), lo siguiente: “Non me gusta que Burela quede sen alumiado de Nadal, non me gusta... Pero menos me gusta contratar servicios e non pagalos, e moito menos facerlles crer ós veciños e veciñas que temos máis do que temos, coa que está caendo... Quen opte por ese camiño, non me atopará. Precisamente é agora cando hai que decir as cousas claras... Creo que se entende perfectamente.

Se puede decir más alto, pero no más claro. La dramática situación de muchos ayuntamientos, que les está llevando a suprimir servicios, en ocasiones no tan superfluos, no permite gastar en caralladas. Miren, a mi me encanta la Navidad, y la decoración navideña también me gusta mucho, pero creo que no es una prioridad. Ya sé que anima al consumo y todo eso, pero los ayuntamientos están preocupados por cómo van a llegar a fin de mes, y si uno en casa cuando las cosas van mal apaga más las luces y baja la calefacción, aquí pasa lo mismo.

Esta “economía de guerra” que ha inaugurado es positiva en dos sentidos: por el propio ahorro en sí y por la concienciación que supone a los vecinos, pero es algo que hay que mantener en el tiempo y ahí precisamente está el mérito de la iniciativa. El peligro de esta política es la comparación. A partir de este momento el Alcalde de Burela va a tener que mirar con lupa cada gasto que haga en su Ayuntamiento, porque todo se va a comparar con esta medida. Es decir, que él mismo ha puesto el baremo muy bajo para el tema de gastos, con lo que si deciden meter 5.000 euros en el alquiler de unas carpas para una feria se lo van a criticar.

Tengo que reconocer que no soy objetivo. Conozco a Chema Barcia y sé que es un hombre capaz y coherente. Dudo muchísimo que tenga un resbalón como los que acabo de decir, entre otras cosas porque tengo la certeza de que está realmente preocupado por las cuentas de su Ayuntamiento y que esto no es una medida de cara a la galería (más bien al revés, es algo poco popular), pero si la toma es porque cree que es lo que tiene que hacer. La gente está concienciada de que las cosas están muy mal, pero precisamente por eso no van a aceptar que el dinero que se ahorra en estos temas se gaste después, por ejemplo, en comprar un Audi para llevar al Alcalde de paseo o para pagar sueldos disparatados a las corporaciones. Si nos apretamos el cinturón, que sea para todos.

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