martes, 30 de septiembre de 2014

Reinos de Taifas no, gracias

La negociación en política es una cosa maravillosa, pero no siempre. Cuando los principios son básicos no cabe ni modificación ni vacilación sobre ellos. Por eso no entiendo que algunos partidos, entre ellos PSOE e IU, estén pidiendo a Rajoy que además del recurso contra el plan independentista de Mas se siente a “hablar y negociar”, o en el caso de Pedro Sánchez directamente proponga una reforma constitucional.

España tiene un estado descentralizado a medias. Digo eso porque sólo ha habido un primer paso en las transferencias, del Estado a las comunidades autónomas, pero éstas se aferran a sus poderes como si les fuera la vida en ello y no sueltan ni una hacia entidades inferiores, como diputaciones o ayuntamientos. Esto provoca un escenario bastante llamativo, donde hay un Estado central debilitado (hablamos del Gobierno, no de Las Cortes que mantienen casi todos sus poderes) y 17 comunidades (además de dos “ciudades autónomas”) que mandan mucho y que no permiten que nadie se meta en sus “competencias”.

La propuesta que hace Pedro Sánchez, ora en rueda de prensa ora en Sálvame Deluxe, es que hay que negociar y modificar la Constitución. ¿Pero qué demonios quieres cambiarle, hombre de Dios? ¿Qué competencias faltan por entregar a las autonomías? ¿Qué más quieren que se les transfiera si han demostrado ser – generalizando, que ya sé que es injusto - unas entidades que gestionan pésimamente sus recursos?

El gran problema de las autonomías es que son como adolescentes que estudian fuera de casa. Tienen una paga mensual que viene de sus papás que les hace creer que son adultos, pero la gestionan fatal y se gastan el dinero alegremente porque saben que en caso de emergencia una llamada a casa les puede resolver la papeleta, aunque sea con una bronca de por medio. Eso pasa también con las comunidades autónomas y el Estado, que siempre está dispuesto a proveer fondos adicionales a las que más queman los cuartos.

Pero a lo que íbamos. ¿Es la negociación la solución a un desafío que todo el mundo entiende que va contra la unidad de España? Francamente creo que no. Hay momentos para hablar y momentos para enseñar los dientes, y éste es de los segundos.

Si un tío te saca una navaja y te dice que le des la cartera y en ese momento llega la policía, no parece que lo lógico sea que los agentes de la ley se pongan a discutir cuánto dinero tienes que darle al chorizo, simplemente le detienen y punto. Puede parecer que contradigo lo que leían en días anteriores sobre la calma y la tranquilidad. Es que nadie dice que esos policías se tengan que poner histéricos, sólo tienen que ejercer su autoridad y la firmeza de la ley, sin aspavientos.

Volviendo al principio, la negociación en política es una cosa maravillosa, pero no siempre. Pedro Sánchez habla de reformar la Constitución y de negociar… ¿y todas las cesiones que se llevan haciendo los últimos 35 años? ¿Y todas las competencias que eran del Estado y se han ido transfiriendo? ¿Cuál es el límite? ¿Qué España queremos? Desde luego un reino de taifas donde 17 califas decidan los derechos de sus ciudadanos y de desigualdad no. Bueno al menos yo no.

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