Los juzgados son lugares sorprendentes donde en ocasiones la aplicación de la ley hace que el sentido común huya despavorido. Hay que decir también que hay miles de sentencias a diario y que sólo una fracción de éstas merecen una mención periodística, aunque al que le toca sufrir el mazazo se queda igual de tonto salga o no en los telediarios.
Lo que es menos habitual es que una sentencia llena de lógica merezca una mención. Será aquello de “si un perro muerde a un hombre no es noticia, si un hombre muerde a un perro sí lo es”. Pues hoy vemos que se trata de una sentencia judicial llena de sentido común en la prensa: un juzgado ha determinado que la empresa Cementos Cosmos no tiene obligación de invitar a comer a sus empleados el día de Santa Bárbara, patrona del sector.
No me llama la atención el sentido de la sentencia, aunque tal y como estamos tampoco nos habría sorprendido lo contrario, que es lo grave, sino la demanda en sí. Agárrense que hay curvas. Tanto CéCéÓÓ (CC.OO. para los que no vieran los telediarios de Urdaci) como la CIG recurrieron en el juzgado la decisión de la empresa de no invitar a sus empleados a la tradicional comida anual que celebraban por Santa Bárbara. A la dichosa comida venían más jubilados e invitados que trabajadores, ya que el último año, por ejemplo, de 202 comensales había 65 de plantilla, pero aunque no fuera así… ¿no tienen los sindicatos otra cosa que hacer? ¿De verdad la comida anual es un “derecho adquirido”? ¿Están de coña? ¿Desde cuando una atención es una obligación? Dentro de poco veremos en los convenios colectivos las cestas de Navidad, el reloj de oro de la jubilación y una tarjetita por tu cumpleaños, y si no te la envían, palo al vampiro empresarial. Yo creo que la gente bebe más de lo que nos hacen ver. Es la única explicación, o eso o que los del comité de empresa de Cementos Cosmos se metan polvillos blancos diferentes de los que produce la empresa.
Este mundo que tenemos parece que cada vez gira más rápido y por eso las ideas se nos van a sabe Dios dónde. Hoy nos debe de tocar día de noticias chorras, porque nos enteramos también de que Miss República Dominicana se ha quedado sin corona por estar casada. Y esto cuando hace un par de semanas nos dicen que los transexuales también podrán optar a Miss Universo. No me parece mal que un transexual opte a lo que sea, no lo digo por el cambio de sexo (como hombre no sé cómo era pero como mujer es impresionante) sino porque ¿no se supone que las mises no podían estar operadas? Al menos así es en Italia. De lo contrario el premio hay que dárselo al cirujano, no a la moza. ¿De veras les parece normal que una señora salida de un bisturí tenga más méritos que otra porque esta última está casada? ¿Qué problema hay con su estado civil? ¿Que los del jurado no pueden optar a ligársela? Eso sí es discriminación.
De veras que entre los de la comilona como “derecho adquirido”, las mises solteras operadas que incluyen transexuales, y la maldita ciclogénesis explosiva (un temporal de toda la vida) hoy es uno de esos días en que pienso que la humanidad se va al cuerno definitivamente, y no por los arsenales nucleares o un virus de esos raros, sino por la imbecilidad colectiva. Una mezcla entre “cada uno va a lo suyo menos yo que voy a lo mío” y lo políticamente correcto que hacen que ser mínimamente racional no sólo sea una cosa cada vez más rara, sino que encima te miren mal.
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