La clave básica del capitalismo es la de forrarse a base de cubrir las necesidades de la gente mediante una empresa que detecte qué es lo que desea la masa y ofrecerlo a un precio que te deje un beneficio. Es tan sencillo que resulta ridículo recordarlo, pero, tal y como nos pintan la economía de mercado, a veces da la impresión de que el libre intercambio de bienes o servicios por un precio es una actividad para la que previamente hay que degollar una gallina o sacrificar una cabra.
Lo extraño es cuando la Administración se mete a este tema con cosas que no son ni bienes ni servicios, sino mera propaganda. Vamos a los ejemplos, que nos ilustran muy bien estas cosas.
Imagínense que ustedes son el Ayuntamiento de Lugo (por poner un ejemplo que se me viene ahora a la cabeza) y montan un servicio de información telefónico llamado 010. Probablemente a nadie se le escape que para utilizar eso hay que marcar los tres dígitos en un teléfono, con lo que, milagros de la técnica, te ponen en contacto con unas amables señoritas (nunca me ha tocado un tío, así que no es sexismo, es experiencia pura y dura) a las que puedes preguntar cualquier cosa que necesites del Ayuntamiento.
Como es evidente sus conocimientos, aunque muy amplios, son limitados, así que cuando te sales de las preguntas básicas (“¿qué plazo hay para pagar el IBI?”, “¿dónde puedo reclamar por una farola que no está funcionando?”, “¿cuándo hay una visita al cementerio?”, ¿cuántos imputados van ya en el caso Campeón?”… lo “normal” en Lugo) te pasan con el funcionario que tramita el tema a ver si te puede resolver algo. Esto, que en tiempos se denominaba “centralita”, ahora es un “servicio de atención e información al ciudadano”, que salvo porque su nombre es más largo, no presenta diferencia alguna.
Pero fíjense en el asunto: hace unos años a nadie se le ocurriría cifrar el éxito de la gestión municipal en el número de llamadas recibidas en centralita. De hecho en mi opinión era al revés: cuantos más ciudadanos estuvieran lo bastante despistados como para no saber hacer un trámite a la primera y tener que llamar para preguntar, peor era el funcionamiento del Ayuntamiento, porque se supone que los trámites han de ser lo más sencillos y evidentes posible. Hoy no, funciona exactamente al revés. Cuantas más llamadas reciba el “servicio de información” mejor, más guay, más transparencia, más ciudadanos despistados que encuentran la solución a sus problemas en el mágico número de tres cifras. Incluso se sacan notas de prensa sobre el 010 en que se cifran las llamadas, emails y faxes recibidos por la cosa esta.
Sin embargo, hablábamos al principio de las necesidades que se cubren como base del capitalismo. Hay una cosa que no les he contado, que empresas como Apple descubrieron hace décadas: la necesidad no tiene que ser real, puedes crearla y luego satisfacerla tú mismo.
Hasta hace poco había un teléfono de centralita en el Ayuntamiento, y te facilitaban con relativa prontitud los números directos del funcionario de turno. Ahora no: todo es el 010, y te remiten siempre a ese teléfono para todo. De hecho te mandan emails (previa suscripción, eso sí) en plan “misterioso” para animarte a llamar. Así se generan llamadas al famoso 010.
Entonces, el aumento de llamadas al 010 ¿es un éxito? Hoy día existen medios que antes ni se soñaban: las páginas web son una base de información que deberían hacer que la ciudadanía se las apañe solita con un ordenador y el Firefox (el navegador para gustos, ahora le estoy cogiendo el tranquillo al Chrome y está chulo la verdad). El teléfono se debería utilizar más para entrar en la aplicación de turno y poder consultar y hacer los trámites desde ahí que para llamar al 010 y preguntar “¿y esto cómo va?”.
Pero no, aquí lo que mola es generar “tráfico de llamadas”. Les juro que a veces me imagino a la operadora con los enchufes y los cables, auriculares en ristre, diciendo “le pasooooo”.
Ya les digo, lejos de ser algo positivo el aumento de llamadas al 010 debería preocupar a todo el mundo… salvo a la empresa privada que gestiona el jugoso contrato. ¿O se creen que esto lo iban a llevar funcionarios? No, no, que en Lugo se defienden los servicios públicos pero se contratan con el sector privado. ¿Los motivos? Ni idea, pregúntenle a Liñares… lo digo porque él llevó estas cosas muchos años, no piensen mal, que todo hay que explicarlo.
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