Es políticamente incorrecto decir que cualquier protesta etiquetada bajo el amplio y soberbio paraguas de la “igualdad” es una imbecilidad, pero algunas lo son. Sin ir más lejos, la de quitar al nombre del Congreso la parte “de los Diputados” porque es sexismo es una chorrada de padre y muy señor mío.
Obviamente no ha faltado quien se apunte al carro de la majadería como si hubiera sido digna de iluminación divina, sin que hasta el momento a ninguna de las lumbreras se le haya pasado por la sesera la extensión lógica de la tontería y exigir que en todas las sedes de los apagafuegos se titulen “Parque” eliminando el sexista término “de Bomberos”.
Claro que ahí entrarían en conflicto con otra especie muy propia de nuestro tiempo: las AMPAS y otros los defensores de la infancia, esos que consideran a los niños gilipollas y que entenderían que si dejas solo la palabra “parque” algún crío puede entrar a jugar con las mangueras de los bomberos (y bomberas, no sean malpensados) y hacerse pupa.
Es sorprendente que ninguna de sus señorías haya propuesto eliminar a uno de los leones de las Cortes y sustituirlo por una leona sin melena, aunque algún compañero de bancada podría aclararle que ya son un león y una leona (de hecho uno no tiene testículos) porque representan a Hipómenes y Atalanta. Si tienen curiosidad busquen en Google o, mejor aún, compren "La navaja inglesa" del lucense José de Cora, que les explica esta y otras cuestiones con gran detalle y acierto.
Personalmente pienso que lo del sexismo en el lenguaje tiene un punto de verdad y otro de exageración ridícula.
La parte cierta es que hay términos que se tornan de positivos en negativos según la terminación, y no es necesario poner muchos ejemplos para darse cuenta de lo que hablamos: zorro/zorra, hombre público/mujer pública, fulano/fulana, golfo/golfa… no hace falta darle más vueltas.
Esa es la parte que indiscutiblemente hay que subsanar. No es normal que una zorra sea una señora promiscua, o que se nos venga a la cabeza a todos, sin pensar en la posibilidad siquiera de que sea una mujer astuta, como pasaría en el caso de un hombre. Ahí sí estoy de acuerdo con que hay camino que andar.
Pero lo de buscar todas las palabras en masculino y ponerle la barrita de las narices y duplicar los discursos (queridos compañeros y compañeras…), es tan absurdo como coger todas las palabras masculinas y feminizarlas para no ser sexista.
Hay un montón de palabras femeninas que se usan sin tener en cuenta su género y no pasa absolutamente nada. Por ejemplo la palabra “bloque” es masculina y “nacionalista”, según el razonamiento de los fascistas del lenguaje, sería femenina porque termina en “a”, y no por eso decimos “Bloque Nacionalisto Gallego”.
De igual forma el PSOE no es el “Partido Socialisto Obrero Español”, y Franco sería muchas cosas pero no un “fascisto”. Tampoco se cambia la letra a género masculino en infinidad de términos como sindicalista, electricista, accionista, activista, madridista, anarquista, ecologista, taxista, periodista, futbolista, ciclista, guitarrista, atleta, dentista, oculista, socorrista, motorista, columnista, piragüista, ajedrecista, ebanista… Ni nadie en su sano juicio piensa que sean “femeninas” las disciplinas cuya denominación es de ese género como la Judicatura, Medicina, Química, Física, Matemáticas, Literatura, Filosofía, Arte, Pintura, Escultura, Arquitectura…
La censura de lo políticamente correcto está llegando a límites insospechados. Ya ni siquiera se puede decir que “El emperador está desnudo”, porque estamos obviando el papel femenino en la historia de las monarquías, así que hay que decir “El emperador o emperadora* está desnudo o desnuda”.
Francamente, a quien nos hace perder el tiempo con estas estupideces desde puestos de responsabilidad habría que denominaros, sean hombres o mujeres, “cargas públicas”. Sería plenamente correcto en ambos géneros.
* Sí, ya sé que es Emperatriz, pero eso es un cochino gesto de sexismo porque parece un cargo diferente.
La parte cierta es que hay términos que se tornan de positivos en negativos según la terminación, y no es necesario poner muchos ejemplos para darse cuenta de lo que hablamos: zorro/zorra, hombre público/mujer pública, fulano/fulana, golfo/golfa… no hace falta darle más vueltas.
Esa es la parte que indiscutiblemente hay que subsanar. No es normal que una zorra sea una señora promiscua, o que se nos venga a la cabeza a todos, sin pensar en la posibilidad siquiera de que sea una mujer astuta, como pasaría en el caso de un hombre. Ahí sí estoy de acuerdo con que hay camino que andar.
Pero lo de buscar todas las palabras en masculino y ponerle la barrita de las narices y duplicar los discursos (queridos compañeros y compañeras…), es tan absurdo como coger todas las palabras masculinas y feminizarlas para no ser sexista.
Hay un montón de palabras femeninas que se usan sin tener en cuenta su género y no pasa absolutamente nada. Por ejemplo la palabra “bloque” es masculina y “nacionalista”, según el razonamiento de los fascistas del lenguaje, sería femenina porque termina en “a”, y no por eso decimos “Bloque Nacionalisto Gallego”.
De igual forma el PSOE no es el “Partido Socialisto Obrero Español”, y Franco sería muchas cosas pero no un “fascisto”. Tampoco se cambia la letra a género masculino en infinidad de términos como sindicalista, electricista, accionista, activista, madridista, anarquista, ecologista, taxista, periodista, futbolista, ciclista, guitarrista, atleta, dentista, oculista, socorrista, motorista, columnista, piragüista, ajedrecista, ebanista… Ni nadie en su sano juicio piensa que sean “femeninas” las disciplinas cuya denominación es de ese género como la Judicatura, Medicina, Química, Física, Matemáticas, Literatura, Filosofía, Arte, Pintura, Escultura, Arquitectura…
La censura de lo políticamente correcto está llegando a límites insospechados. Ya ni siquiera se puede decir que “El emperador está desnudo”, porque estamos obviando el papel femenino en la historia de las monarquías, así que hay que decir “El emperador o emperadora* está desnudo o desnuda”.
Francamente, a quien nos hace perder el tiempo con estas estupideces desde puestos de responsabilidad habría que denominaros, sean hombres o mujeres, “cargas públicas”. Sería plenamente correcto en ambos géneros.
* Sí, ya sé que es Emperatriz, pero eso es un cochino gesto de sexismo porque parece un cargo diferente.
“La lengua puede ser de todas y de todos: no es un sistema rígido, cerrado a cualquier mutación sino, al contrario, el cambio está previsto en sus mismas estructuras; es un sistema dinámico, un medio flexible, en continua transformación, potencialmente abierto a escribir en él, infinitos significados y por ello prevé también las expresión de la experiencia humana femenina”. FRANCESCA GRAZIANI
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