lunes, 1 de marzo de 2021

La moralidad de los ensayos clínicos con niños

Ensayos clínicos con niños, un debate interesante.
Imagen de eldiario.es

Ayer Héctor Castiñeira (personalidad secreta de la superheroína Enfermera Saturada) puso un comentario en Facebook enlazando un artículo que escribió en El Mundo sobre las vacunas infantiles contra el COVID19. Por si lo quieren leer, cosa que les recomiendo, tienen aquí también el enlace: artículo en El Mundo de Héctor Castiñeira - Enfermera Saturada.

Como todo lector que se precie, sobre todo si es español, me quedé con un detalle que me llamó la atención: ¿cómo se puede considerar “voluntario” a un niño de 3 años? Porque claro, las vacunas hay que probarlas, y las dosis infantiles hay que testarlas con niños pequeños… el debate está servido.

Evidentemente no estoy contra las vacunas ni nada parecido no me entiendan mal, sólo que me parece un debate interesante el de hasta qué punto unos padres pueden hacer ejercer de voluntario a su hijo de tres años.

Como es natural, los ensayos clínicos no suelen entrañar grandes riesgos. Para que un medicamento llegue a esa fase se hacen una serie de desarrollos previos, pero también es de sentido común que sí tienen más peligros que la versión final del producto, ya que precisamente para eso se hace el ensayo clínico, para ver si funciona realmente y si hay efectos secundarios adversos.

Esto hace que se prueben con voluntarios, al menos en el occidente civilizado, y justo ahí es donde está el matiz. Si hay que hacer pruebas en niños pequeños y éstos no tienen ni uso de razón ni libertad de elección, ¿tiene lógica hablar de “voluntarios”? Si sus padres los ofrecen para el estudio, cosa más que razonable, ¿es éticamente lícito?

Puse un comentario sobre esto y me respondieron varias personas que relataban cómo las vacunas habían salvado la vida de sus hijos o de cómo habían ayudado a que hicieran una vida lo más normalizada posible a pesar de graves dolencias. Todos esos magníficos avances fueron fruto de quien previamente había dejado testar las vacunas y medicamentos en sus propios hijos, y por lo tanto agradecían a esa gente su gesto. No es para menos.

Pero a pesar de la bondad de la medicina y de los resultados, el debate, en mi opinión, sigue manteniéndose: ¿es moral que unos padres arriesguen la salud de su hijo para probar medicamentos sin que éste pueda opinar sobre eso? Globalmente claro que lo es, pero caso por caso no lo tengo tan claro.

Es uno de esos temas en que no queremos pensar demasiado pero cuyo planteamiento creo que nos hacen mejorar como grupo.

He estado buscando algo de información y veo que tampoco es tan sencillo como que los padres firmen un papel y hala, a inyectar al crío cualquier cosa. Hay una importante cantidad de normativas (el Reglamento Pediátrico europeo por ejemplo) y si ya los ensayos clínicos “normales” están muy tasados, cuando hay menores de por medio todas las cuestiones éticas se miran con lupa.

Aun así, a pesar de que la lógica me dice que está todo correctamente enfocado, hay algo que me chirría y que me cuesta mucho digerir en la imagen de un niño usado como cobaya, matizando por supuesto esto porque, como decía, los ensayos ya son una fase muy avanzada y no hablamos de experimentos a lo loco.

A veces uno sólo puede plantear los temas, sin darles solución… porque tal vez no la tengan.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Derecho a réplica:

Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.