Ensayos clínicos con niños, un debate interesante. Imagen de eldiario.es |
Ayer Héctor Castiñeira (personalidad secreta de la superheroína Enfermera Saturada) puso un comentario en Facebook enlazando un artículo que escribió en El Mundo sobre las vacunas infantiles contra el COVID19. Por si lo quieren leer, cosa que les recomiendo, tienen aquí también el enlace: artículo en El Mundo de Héctor Castiñeira - Enfermera Saturada.
Como todo lector que se precie, sobre todo si es español, me
quedé con un detalle que me llamó la atención: ¿cómo se puede considerar “voluntario”
a un niño de 3 años? Porque claro, las vacunas hay que probarlas, y las dosis
infantiles hay que testarlas con niños pequeños… el debate está servido.
Evidentemente no estoy contra las vacunas ni nada parecido
no me entiendan mal, sólo que me parece un debate interesante el de hasta qué
punto unos padres pueden hacer ejercer de voluntario a su hijo de tres años.
Como es natural, los ensayos clínicos no suelen entrañar grandes
riesgos. Para que un medicamento llegue a esa fase se hacen una serie de
desarrollos previos, pero también es de sentido común que sí tienen más
peligros que la versión final del producto, ya que precisamente para eso se
hace el ensayo clínico, para ver si funciona realmente y si hay efectos
secundarios adversos.
Esto hace que se prueben con voluntarios, al menos en el
occidente civilizado, y justo ahí es donde está el matiz. Si hay que hacer
pruebas en niños pequeños y éstos no tienen ni uso de razón ni libertad de
elección, ¿tiene lógica hablar de “voluntarios”? Si sus padres los ofrecen para
el estudio, cosa más que razonable, ¿es éticamente lícito?
Puse un comentario sobre esto y me respondieron varias
personas que relataban cómo las vacunas habían salvado la vida de sus hijos o
de cómo habían ayudado a que hicieran una vida lo más normalizada posible a
pesar de graves dolencias. Todos esos magníficos avances fueron fruto de quien
previamente había dejado testar las vacunas y medicamentos en sus propios
hijos, y por lo tanto agradecían a esa gente su gesto. No es para menos.
Pero a pesar de la bondad de la medicina y de los
resultados, el debate, en mi opinión, sigue manteniéndose: ¿es moral que unos
padres arriesguen la salud de su hijo para probar medicamentos sin que éste
pueda opinar sobre eso? Globalmente claro que lo es, pero caso por caso no lo
tengo tan claro.
Es uno de esos temas en que no queremos pensar demasiado
pero cuyo planteamiento creo que nos hacen mejorar como grupo.
He estado buscando algo de información y veo que tampoco es
tan sencillo como que los padres firmen un papel y hala, a inyectar al crío
cualquier cosa. Hay una importante cantidad de normativas (el Reglamento
Pediátrico europeo por ejemplo) y si ya los ensayos clínicos “normales” están
muy tasados, cuando hay menores de por medio todas las cuestiones éticas se
miran con lupa.
Aun así, a pesar de que la lógica me dice que está todo
correctamente enfocado, hay algo que me chirría y que me cuesta mucho digerir
en la imagen de un niño usado como cobaya, matizando por supuesto esto porque,
como decía, los ensayos ya son una fase muy avanzada y no hablamos de
experimentos a lo loco.
A veces uno sólo puede plantear los temas, sin darles
solución… porque tal vez no la tengan.
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