lunes, 26 de marzo de 2012

Vox populi

urna Todos ganan, todos pierden. Las elecciones son muy divertidas, sobre todo a la hora de justificar los resultados electorales. Cuando Fraga se quedó a un escaño de la mayoría absoluta PSOE y BNG lo celebraron como si hubieran conseguido, cada uno por separado, 76 diputados de los 150 del Parlamento de Galicia. Por su parte, Orozco y Bao se quedaron encantados de sumar 13 concejales entre los dos para poder sumar uno más que los 12 de Jaime Castiñeira. Es la matemática política.

Si a una persona más o menos normal le preguntan por lo que pasó ayer en Andalucía y Asturias, le diría que en Andalucía las elecciones las ganó el PP y en Asturias el PSOE. Pero mira tú lo ilógicas que son las cosas: ninguno de los dos va a gobernar donde ganó, porque coaliciones de intereses van a arrebatar el poder a sus legítimos propietarios. Los asturianos tienen el corazón partido entre el PP y el ex-PP, y los andaluces entre el PSOE e IU. Este reparto de votos entre diferentes siglas propicia que ganen unos y gobiernen otros, lo que será legal pero no lógico.

Si se fijan los que dicen que “las mayorías absolutas son malas” son los mismos que gobiernan siempre en coaliciones de perdedores contra quien gana las elecciones. Ya hemos hablado muchas veces del simplón concepto de que 11+2 es más que 12. Matemáticamente es cierto, políticamente no. Lo suyo sería que si dos partidos pretenden gobernar en coalición, que se presenten en coalición. Más que nada por aquello de saber cómo se van a repartir la tarta del poder, que es lo que les interesa de verdad, sin esperar a ver cuántos apoyos tiene cada uno. En teoría si van a gobernar juntos debería ser porque tienen un programa y unos objetivos comunes, que deberían permitir ir de la mano a las urnas. Esto, evidentemente, es una barbaridad desde el punto de vista de la imagen, en que hasta los que van a sacar entre 0 y 1 concejal o diputado van por la campaña dándoselas de candidato a la alcaldía, presidencia o lo que sea. Suena a chiste pero aquí todos creen que pueden gobernar en solitario (vean si no la campaña de Bao en Lugo en las últimas municipales, de chiste).

Hay más intérpretes de resultados electorales que en la asamblea general de la O.N.U., y todos creen saber “lo que ha dicho el Pueblo”. “Vox Populi, vox Dei”, sólo que el Populi habla poco claro y no se sabe exactamente qué dice. Curiosamente dependiendo de las circunstancias el Pueblo dice cosas diferentes con los mismos votos. Cuando Fraga se quedó sin mayoría absoluta siendo la lista más votada por mucha diferencia “el Pueblo” pedía el cambio y la entrada del bipartito; en Andalucía Griñán se lleva un palo perdiendo la absoluta y quedando de segundo y “el Pueblo” pedirá continuidad y coalición; en Asturias Cascos baja tres diputados y suben PSOE e IU y ya verán cómo “el Pueblo” ha pedido otra coalición Foro-PP. De locos.

Hay que ser un poco coherentes. Cuando uno pierde unas elecciones debería preguntarse qué es lo que ha hecho mal o porqué los votantes no lo quieren ahí. Pero eso no es lo que ocurre. Lo que se preguntan es cómo se pueden mantener en el cargo o acceder a él con operaciones de ingeniería política.

No me entiendan mal. Soy totalmente contrario a una reforma de la Ley Electoral que obligue a que gobierne la lista más votada. No porque no crea que deba de ser así, sino porque puede haber circunstancias que hagan que ese principio varíe. La única reforma que yo personalmente haría es la de prohibir los gobiernos de coalición entre formaciones que no se hayan presentado juntos a las elecciones.

tartaVerán, puedo entender que a los dos concejales del BNG en Lugo, o a los 12 de IU en Andalucía no les guste que gobierne el PP, igual que a los 10 del PP de Asturias no les ilusionará que gobierne el PSOE. Si eso es así, lo lógico es que se apoyen unos a otros a la hora de formar gobierno, pero sin contraprestación. Es decir, si a IU de Andalucía no le atrae la idea de que Arenas ganara las elecciones, que apoye a Griñán; si al PP de Asturias no le apetece que entren a gobernar los socialistas, que voten a Cascos… pero sin compadreo, sin cambio de cromos, sin repartirse las consejerías como si fueran títulos nobiliarios medievales.

Les voy a poner un ejemplo que todos conocemos: en el País Vasco por primera vez los partidos nacionales lograron que, sumados sus votos, el nacionalismo quedara por debajo de la mayoría absoluta. El PSOE logró el gobierno vasco con el apoyo del PP, pero sin que este último entrara en tromba a pedir “qué hay de lo mío”. Eso es lo que tiene que pasar. Si uno no quiere que gobierne la lista más votada que sea por una cuestión moral o de principios, no por acceder al poder a cualquier precio.

En cualquier caso, no le envidio nada a Izquierda Unida el papelón de tener que apoyar a Griñán en la investidura y meterse con él en la cama durante cuatro años. El único barón que le queda al PSOE tiene un futuro muy incierto ante la justicia, y puede que el caso de los ERE no pase sólo factura a los socialistas, sino también a IU si decide usar sus votos para aupar a un presidente que está en el punto de mira. Y si encima se meten en el gobierno peor aún. Ellos verán. Y en Asturias lo mismo. Si el PP da sus votos a Cascos se hará responsable de lo que haga este hombre los próximos años. Es lo que tiene jugar con las actas de diputado, que eso pasa factura.

Ante la duda, que gobierne el más votado, tanto en Asturias como en Andalucía. Y si lo hace mal para algo se inventaron las mociones de censura. Para algo más que para jugarse a los chinos las competencias de urbanismo y colocar “a los míos” en los puestos más jugosos de la administración.

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