lunes, 9 de mayo de 2011

Votar a ciegas no es votar

En la prensa del domingo, concretamente en La Voz de Galicia, leíamos que PSOE y BNG no van a concretar antes de las elecciones cómo se reparten las tartas que puedan comprar tras el 22 de mayo (es decir, donde el PP no saque mayoría absoluta). Aunque tiene la lógica de que hay que ver primero qué resultados sacan, también es cierto que es un poco irrelevante, ya que con 13 diputados de 75 el Bloque consiguió mangonear, que no gestionar, la mitad de la Xunta. Lo importante no es cuántos representantes tienen, sino que sean la llave para acceder al gobierno.

La ciudadanía, pues, votará a ciegas, sin saber exactamente qué van a hacer algunos con su apoyo. Comparto que es un poco inocente pensar que una persona que vota PSOE no sabe que van a pactar con el BNG y viceversa, pero lo que no creo yo es que quienes apoyaron en su día a Touriño supieran la que iban a liar con la bi-presidencia de la Xunta. A un hostelero de Santiago le preguntaron tras formarse el bipartito si iba  a comer a su local el Presidente de la Xunta, y su respuesta, fiel reflejo de la realidad, fue “uno sí, el otro viene menos”.

dips Lugo no es una excepción. En la Diputación volvemos a tener dos presidentes, y vemos anuncios (costosos anuncios he de decir) en prensa y los escuchamos en la radio, en que se publicita por separado a la “Vicepresidencia primeira” del resto de la Diputación. Eso sí, parece que están de acuerdo en algunos asuntos, como nombrar cargos políticos para formar los tribunales de las oposiciones.

En el Ayuntamiento, aunque Orozco intenta hacerse pasar por un Paco Vázquez a la lucense, anti-nacionalismo incluido, la historia no apoya su argumento, ya que por todos es sabido que llegó a la alcaldía de la mano del Bloque cuando el PP se quedó a 300 votos de la mayoría absoluta tras no repetir como candidato Joaquín García Díez. Luego vinieron los tiempos de la mayoría absoluta del PSOE, y por último el gobierno en minoría que el PP le permitió formar, coherente con su reclamación de que gobierne la lista más votada.

Orozco sabe perfectamente que va a bajar votos a punta pala. Si no, no se comprende que se eche en los brazos del BNG y defienda con tanta vehemencia los gobiernos apoyados por coaliciones “de progreso”, aunque éstas estén formadas por agua y aceite. Sabe que va a necesitar echar mano del Bloque porque Jaime le va a ganar en votos y concejales, así que no le va a colar lo de la lista más votada como en el 2007.

Pero no es la única duda que tendremos los lucenses. Seguimos sin saber por dónde va a enlazar el puente novísimo (más nuevo que el Puente Nuevo) con la ciudad, aunque muchos sospechamos que el proyecto es cargarse el parque Marcos Cela aunque no lo quieren decir antes del 22 de mayo para no abrir otra sangría de votos. Tampoco tenemos ni idea de cómo pretende Orozco arreglar la “desfeita” que, no sólo ha permitido, sino apoyado, animado y autorizado en contra de los intereses de Lugo (sentencia judicial dixit, no yo) con el Garañón. No nos quiere aclarar si seguirá con su idea de hacer torres de viviendas en la actual estación de autobuses, que es lo que tenía proyectado y preparado para firmar hasta que Jaime Castiñeira lo paró convenciendo a la Xunta de que lo suyo ahí es poner dotaciones públicas… Son muchas las incógnitas que tenemos si Orozco gana, y más cuando pacte con el BNG, con el que se contradice en estos asuntos y en muchos otros. Por el contrario, al PP se le pueden achacar muchas cosas, pero la falta de claridad no es una de ellas. Ningún lucense duda de cuál es la postura de Jaime sobre todos estos temas, ni sobre ningún otro que se ha planteado en estos años que ha estado de portavoz del PP. No a las torres de Orozco, Sí a salvar el Marcos Cela, No a edificar torres de pisos en la estación de autobuses…

Los votantes han de tener claro cuál es el programa de gobierno al que votan y la respuesta a los principales asuntos planteados en cada lugar. Esa seguridad no la tendrán votando PSOE ni BNG, ya que aunque tienen programas electorales no sabemos cómo los piensan mezclar. Lo suyo sería, si quieren gobernar en amor y compañía, que se presentaran como coalición y con un único programa, aunque eso sería reconocer lo obvio: que por separado ninguno tiene posibilidades de batir a Jaime.

Cada uno allá con su elección, claro, pero al menos el que vote que tenga claro la consecuencia de a quién apoya. No están los tiempos como para andar apostando.

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