Es inconcebible el contacto directo que permite Internet con personas que están en otro punto del globo, ya sea física, económica o socialmente. Hasta hace unos años era impensable que sin un periódico, una revista o una pantalla de televisión interpuesta pudieras leer una frase escrita por uno de esos mitos vivientes que admiramos tras comprar una entrada para una película o un concierto.
Imagínense a Katherine Hepburn con una cuenta de Twitter, o poniendo cosas en su Facebook… “Relación: es complicado”. “Spencer ha cenado conmigo y se ha vuelto a casa con su mujer”… Probablemente sería menos inalcanzable, menos torre de marfil, pero habría bofetadas por ver qué había desayunado esa mañana.
Por supuesto que la mayor parte de los famosos “pata negra” ya no llevan sus cuentas públicas de este tipo. Hay grandes agencias de marketing, imagining y detoding que se encargan de dar una imagen guay y moderna del tonto de turno, que apenas sabe encender el pc y normalmente sólo usa Internet para ver algunas guarradas mientras usa uno de sus muchos billetes para hacerse rayitas de sustancias ilegales. Pero hay otros que no, que siguen poniéndose tras la pantalla y el teclado para compartir con sus seguidores sus pensamientos, inquietudes… e incluso su sentido del humor.
George Takei, nombre que probablemente no les suene de nada pero que encarnó un personaje bastante querido por los frikis (el señor Sulu, timonel del Enterprise en Star Trek… alguno se habrá quedado como estaba, claro) es uno de estos famosillos que de vez en cuando se dejan ver por la red y que tiene un muy notable sentido del humor, que en ocasiones le ha traído algunos problemas. El último se produjo con el estreno de “Los Vengadores”, película coral de súper héroes (o algo así) con Ironman, el Capitán América, Thor, Hulk y alguno más se hicieron los cartelitos de rigor, algunos en plan comic para honrar la procedencia de los personajes. A Takei no le preocupa demasiado cachondearse de lo que sea (incluso de su propio papel estrella de Star Trek, como ha demostrado en varias ocasiones) y puso en su cuenta de Facebook una imagen bastante llamativa.
¿Qué pasaría si los personajes masculinos posaran como la chica? Hasta que lo menciona probablemente ninguno se fijara en que todos están sacando músculo menos ella, que en una pose de lo más surrealista está luciendo un esplendoroso culo. El chiste no hizo mucha gracia a los estudios que se gastaron unos irrisorios millones en montar el espectáculo.
Volviendo al tema principal, es increíble que se pueda generar esa especie de colegueo con una persona a la que probablemente jamás podrás ver en carne y hueso, pero que si es adicto a las redes sociales te dirá de primera mano muchas cosas sobre sí mismo. Que un futbolista de los que cobran más dinero en un año del que podamos reunir todos juntos el resto de nuestras vidas y por el que hay gente que, literalmente, daría su vida te ponga la foto del vestuario sujetando el título de turno es anecdótico. Que ese mismo tipo te ponga “estoy viendo Bob Esponja y me parto” te acerca más a él de lo que podrán hacerlo media tonelada de autógrafos.
Internet es prácticamente magia. Por mucho que lo utilice soy incapaz de comprender cómo puede ser que funcione desde un punto de vista técnico, pero lo importante es que es una herramienta que está sacando lo mejor y lo peor de nosotros. Junto a causas nobles vemos redes de pederastas, oportunidades reales y tomaduras de pelo, ofertas impresionantes y estafas piramidales… Esto es la red, un escaparate al alma colectiva de la humanidad. Si no nos gusta lo que vemos, probablemente sea porque nos estamos equivocando, y no al colgar cosas en una web, sino al crear las personas que luego publican eso.
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