El 2013 ha sido un año que para unos ha sido malo y para otros horrible. Bueno, lo que se dice bueno, imagino que sería para alguna persona pero no tengo la suerte de conocer a nadie que opine esto, con lo que para mí, para mi familia y para mi entorno las uvas del 2013 sirvieron para despedir doce malos meses, no muy buenos en lo económico y amargos en lo personal. Como decía Mecano con sus característicos ripios: “aunque para las uvas hay algunos nuevos, a los que ya no están echaremos de menos”.
Reconozco que es una estupidez confiar en que la suerte cambie por una cosa tan arbitraria como un cambio de fechas en un calendario que termina en diciembre como podía terminar en junio. De hecho pensar en la propia suerte no es muy razonable que digamos, pero los humanos estamos programados para no ser simples calculadoras que suman y restan experiencias, y en parte eso nos convierte en una especie que tiene un don y una maldición: creer.
El año 2014 puede marcar o no el inicio de un cambio, pero aunque sea un efecto placebo a todos nos influye esta época de evaluación, de cuentas, de resumen de lo que nos han traído los anteriores 12 meses. Que acabe el fatídico 2013, annus horribilis, y que comience otro año es un calendario en blanco lleno de esperanza, y parece que incluso algunos datos empiezan a apuntar hacia una recuperación económica nacional que puede suponer un cambio de ánimo, que ya saben que las penas con pan son menos.
En lo que al blog se refiere intentaré volver a centrarme más en temas de Lugo, en cosas locales del día a día, en nuestro vivir común de la ciudad de las Murallas, porque a fin de cuentas es lo que ha creado esta bitácora digital: Lugo.
Y me gustaría comenzar este año 2014 recomendándoles que se apunten a un nuevo grupo de Facebook que ha surgido para debatir con libertad temas locales. Se llama “Lugo a debate” (sí, no nos hemos currado mucho el nombre, pero oigan, lo más sencillo es lo más efectivo) y ahí cualquier usuario puede plantear los temas que le vengan en gana.
Año nuevo, vida nueva. No voy a caer en la tonta manía de hacer propósitos que difícilmente se van a cumplir salvo uno: intentar ser mejor persona. Ese es el propósito más difícil de todos, lo sé, pero también el más noble. ¿Se apuntan?
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