Cuando era pequeño mis padres tenían lo que yo consideraba una mala costumbre: cumplir sus amenazas. Hoy reconozco que no es que sea la mejor táctica, es que es la única para que supiera que cuando me decían “tú verás”, yo viera.
Por lo que se ve el señor Orozco no está de acuerdo con esta táctica. Ya lo decía Liñares, con aquello de que “promete, pero luego no cumple”, y se ve que lo hace tanto con los puestos de trabajo que ofrecía, presuntamente, a diestro y siniestro como con las amenazas a la empresa Urbaser.
Ayer el pleno fue interesante. No siempre lo es. Jaime Castiñeira contó a los presentes que el gobierno municipal de Lugo, aquel que “amenazó” con la rescisión del contrato, con llamar al ejército y poco menos que con fusilar en la Plaza de España a los rebeldes, envió un requerimiento a Urbaser para que cumplieran los servicios mínimos. Y ese requerimiento le llegó a la empresa el día 28 de junio, el decir, el sábado.
La huelga comenzó si mal no recuerdo el día 9 de junio. Ya estaba en vigor el decreto de los servicios mínimos, decreto que por cierto se incumplió alegremente sin que nadie vaya a pagar por ello por lo que se ve. El día 23 de junio, o el día 14 de la huelga, el Gobierno Local se acuerda de que se está incumpliendo ese decreto y decide en Junta de Gobierno hacer una advertencia a la empresa. Y tarda 5 días en notificarles dicho acuerdo a los destinatarios. Se ve que el correo va muy mal en Lugo. Como bien dijo Jaime, la sede de la empresa está en As Arieiras y sin mucha prisa uno llega en 15 minutos.
Esto, que puede parecer una anécdota, no es tal. El señor Orozco desde el primer día intentó ponerse de perfil en el tema de la huelga bajo el lema “es un conflicto privado entre la empresa y sus trabajadores”, obviando que la competencia es municipal y que algo tendrá que ver la administración que tiene que prestar el servicio. Luego recurrió a la amenaza, con aquello de llamar al ejército y de rescindir el contrato a la empresa. Nones, ni una cosa ni la otra…
Foto de El Ideal |
Pero hete aquí que a pesar de esa inactividad, de ese pasar de todo, ayer el señor alcalde se autoimpuso la medalla del mérito ciudadano por haber sido el artífice de la readmisión de los trabajadores despedidos por la empresa por no haber cumplido los servicios mínimos. Es decir, que el señor Orozco es el responsable de que quede impune la flagrante ilegalidad de que no se cumpliera su propio decreto.
Una vez más, las normas están para que se cumplan a capricho del alcalde de Lugo, con su aplauso y connivencia, incluso con llamadas de su parte para que a los incumplidores se les levante el “castigo”.
Por si esto fuera poco, su actitud sólo agrava el conflicto. Si la empresa sabe que no va a tener problema alguno, ya que ni hay sanción ni rabo de gaita, y los trabajadores pueden incumplir los servicios mínimos con total impunidad, ¿qué les va a forzar a sentarse a negociar? ¿Qué tienen que perder, más allá del buen nombre de una ciudad que les importa un pito?
Lugo ya tiene el dudoso honor de protagonizar la huelga de basuras más larga de una capital de provincia de toda España. Es un chantaje en toda regla a una ciudad, cuyo gobierno no sólo no ha estado a la altura sino que ha respaldado a la empresa descaradamente en contra de los intereses de los ciudadanos de Lugo, que seguimos soportando estoicamente montañas de basura. Y seguiremos hasta que esto termine.
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