
Empiezo por concretarles los datos para animarles a ir. Será el próximo martes día 1 de marzo a las 21:30 en La Palloza, y las tarjetas para asistir las pueden retirar en Taberna Daniel, el Restaurante Anda y el Café del Centro, al precio de 50 euros, que incluyen tanto la propia cena como un detallito que se les haremos entre todos.
Hay que decir que es todo un puntazo que estas tres personas hayan decidido espontáneamente organizar esto, y que se agradece sobremanera. Sé que hay programado otro homenaje, más “institucional” de la asociación de hostelería, pero si les soy sincero éste me suena mejor, porque aunque nadie tiene obligación de nada, los tres amigos que decidieron tomar la iniciativa no tenían más criterio que el del cariño.
Sí les puedo decir que desde que el Verruga cerró me he enterado de cosas que no sabía ni que existían. Como estamos vendiendo por internet la maquinaria, menaje y esas cosas la gente me llama preguntando por aparatos que me parecen más de Star Trek que de una cocina: armarios congeladores que enfrían los platos en minutos, descongeladores industriales, envasadoras, embolsadoras y similares… cosas que nunca he relacionado con la cocina de un restaurante porque la filosofía del Verruga era otra.

De las cosas que más me han llamado la atención es que no da cantidades. El “ojímetro” que utilizaba mi abuela o que sigue siendo seña de identidad de mi madre no deja de ser la aplicación del sentido común al mundo de los fogones. Es cierto que para los novatos es algo que se encara con temor, pero hasta que se te quema o te queda soso un plato o dos, luego se te pasa el miedo.
Lo que les decía. Mi abuela usaba ese libro como cabecera, aunque también tenía un paladar tremendo y cuando probaba por ahí algo que le gustaba hacía su propia versión. Mis padres igual, y un ejemplo son los mejillones que ponían de tapa y que tan populares eran, son adaptados de unos que probaron por ahí.
Con esos mimbres imaginen la cara de susto que se me ponía cuando me preguntaban si entre los cacharros que tengo en Internet estaban esos chismes cuya existencia ni conocía. Los fogones del Verruga eran como los de nuestras madres o abuelas pero a lo bestia, siguiendo esos viejos principios que hacen que la comida sea comida y que sea sencillo distinguir una cocina de un laboratorio genético.
En fin, les animo a venir a la cena del martes que viene. Será divertida. Les dejo aquí un enlace a una entrevista que les hizo ayer Isidoro Valerio en RadioVoz a Daniel y José Luis, en que también llamaron a mi madre y no metió la pata de milagro porque no sabía que la iban a llamar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Derecho a réplica:
Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño''; y cortesía.