Las personas somos como somos. Esa frase tan simplona recoge una gran verdad, y una explicación desarrollada nos dejaría como al principio, concluyendo que cada uno piensa de la manera que su capacidad, educación, influencias y esas cosas le ha llevado a adoptar.
Pero invariablemente, al margen de esas cuestiones, los seres humanos barremos hacia casa como enajenados, y por eso ante la noticia de que Ciudadanos pretende impedir el acceso de perros a la muralla y que además se cobre un impuesto a sus propietarios (ignoro si a las demás mascotas también las pretenden gravar o la cosa solo va por los canes), quien tiene perro se ha posicionado en contra y quien no lo tiene lo ve una medida acertada.
Mi caso es peculiar. No tengo perro pero, tras la experiencia que les conté en su día de acogida de un precioso labrador al que echamos de menos a diario, estamos buscando uno. Por cierto (minutos publicitarios) si saben de una labradora que busque compañía ofrecemos un precioso macho para monta (el de la foto, como en las webs de contactos) de forma gratuita pero no desinteresada porque a cambio pediríamos uno de los cachorros. Otro día si quieren les hablo del tema de adoptar perros, comprarlos o buscarlos por ahí, que la cuestión tiene cierta enjundia.
A lo que íbamos. Mi postura probablemente se acerque más a la de los propietarios de perros que a los que no tienen ni piensan tener una mascota, ya que no soy del colectivo pero pretendo unirme en cuanto pueda. De todas formas estoy de acuerdo con la mitad de la propuesta de Ciudadanos pero no con el resto ni con el espíritu que se transmite con esas medidas.
Cobrar un impuesto a los dueños de mascotas no me parece ningún disparate. No se trata de criminalizar a nadie, ni de culpabilizarlo de nada. Tampoco te están acusando por cobrarte el impuesto del vehículo (el rodaje de toda la vida) ni el IBI, pero son “hechos imponibles” que es como el Estado denomina a aquellos conceptos de los que puede trincar algo. Obviamente a la ciudad de Lugo la existencia de mascotas le cuesta dinero, ya que hay que mantener los caniles y el servicio de limpieza se pasa la existencia limpiando cacas por las calles que (esperemos) son de los perros. Esto quiere decir que por el principio de equilibrio presupuestario, tiene una lógica el cobrar a los propietarios por el hecho de tener perro. El problema es que todos sabemos que ciertos servicios no se prestarían, como el tener papeleras con bolsitas (no es ciencia ficción, por el mundo adelante las hay) o dispositivos "pipi can" por la calle para dar una alternativa (la introspección defecal es compleja).
Sin embargo eso es con lo único con lo que estoy de acuerdo, con el resto no. Pretender que los perros no puedan subir a la Muralla argumentando que luego ésta está llena de excrementos tiene dos problemas: el primero es la presunción de culpabilidad (con la que jamás estaré de acuerdo) por la que se mete en el mismo saco a los responsables que a los cochinos, y el segundo es que es una tontería trasladar el problema a nuestras calles (que ya lo sufren) donde acabarán esas porquerías si la única medida es vedar el acceso de canes a la Muralla, probablemente el mejor paseo de la ciudad. Aplicando esa misma lógica no podríamos permitir subir a adolescentes al monumento porque algunos se dedicaron a tirar piedras del adarve a la ronda (por cierto, de ese tema no volvimos a saber nada, ¿no?).
La solución no es sacar al perro de la ecuación, sino vigilar, sancionar y corregir los comportamientos incívicos. No hay otra. Subir con tu perro a la Muralla no tiene nada de malo, como tampoco lo tiene ir con el chucho por un parque, por el margen del río o por la Plaza de España. La cuestión es que si al perro le da un apretón y tú distraídamente te pones a mirar el Facebook en el móvil para no tener que recoger la caca, da igual dónde estés, la sanción tiene que ser tu amenaza y tu correctivo. La opción que plantea Ciudadanos de “muerto el perro se acabó la rabia” (¡qué bien traído!) es una simpleza tal como eliminar los vehículos de la ciudad para que no haya atropellos. Mano de santo, pero un disparate.
Se planteó en su día un censo de perros con su perfil de ADN para que la policía pueda tomar muestras de excrementos y sancionar al propietario. Me parece la mejor medida que he escuchado a día de hoy. El perfil lo harían en convenio con la Universidad (unas incomparables prácticas de genética para los estudiantes) y se podrían pagar con ese “impuesto perruno”. Les garantizo que con unas cuantas multas se acaba la fea costumbre de dejar el “regalito” para que lo encuentre el zapato ajeno.
Tener perro conlleva gastos. Bolsas para residuos (que son caras para su finalidad), alimentación, veterinario y medicinas son los más evidentes, y francamente por diez o quince euros al año creo que nadie se va a plantear tener o no un animal de compañía si realmente lo desea. El problema no está ahí, el problema es plantearse prohibir a la gente disfrutar de su mascota libremente porque unos cuantos guarros no hagan lo que tienen que hacer.
Pero invariablemente, al margen de esas cuestiones, los seres humanos barremos hacia casa como enajenados, y por eso ante la noticia de que Ciudadanos pretende impedir el acceso de perros a la muralla y que además se cobre un impuesto a sus propietarios (ignoro si a las demás mascotas también las pretenden gravar o la cosa solo va por los canes), quien tiene perro se ha posicionado en contra y quien no lo tiene lo ve una medida acertada.
Labrador busca esposa. Bueno esposa... nos entendemos |
A lo que íbamos. Mi postura probablemente se acerque más a la de los propietarios de perros que a los que no tienen ni piensan tener una mascota, ya que no soy del colectivo pero pretendo unirme en cuanto pueda. De todas formas estoy de acuerdo con la mitad de la propuesta de Ciudadanos pero no con el resto ni con el espíritu que se transmite con esas medidas.
Cobrar un impuesto a los dueños de mascotas no me parece ningún disparate. No se trata de criminalizar a nadie, ni de culpabilizarlo de nada. Tampoco te están acusando por cobrarte el impuesto del vehículo (el rodaje de toda la vida) ni el IBI, pero son “hechos imponibles” que es como el Estado denomina a aquellos conceptos de los que puede trincar algo. Obviamente a la ciudad de Lugo la existencia de mascotas le cuesta dinero, ya que hay que mantener los caniles y el servicio de limpieza se pasa la existencia limpiando cacas por las calles que (esperemos) son de los perros. Esto quiere decir que por el principio de equilibrio presupuestario, tiene una lógica el cobrar a los propietarios por el hecho de tener perro. El problema es que todos sabemos que ciertos servicios no se prestarían, como el tener papeleras con bolsitas (no es ciencia ficción, por el mundo adelante las hay) o dispositivos "pipi can" por la calle para dar una alternativa (la introspección defecal es compleja).
Excrementos en la Muralla, una imagen que a nadie gusta Foto: La Voz de Galicia |
La solución no es sacar al perro de la ecuación, sino vigilar, sancionar y corregir los comportamientos incívicos. No hay otra. Subir con tu perro a la Muralla no tiene nada de malo, como tampoco lo tiene ir con el chucho por un parque, por el margen del río o por la Plaza de España. La cuestión es que si al perro le da un apretón y tú distraídamente te pones a mirar el Facebook en el móvil para no tener que recoger la caca, da igual dónde estés, la sanción tiene que ser tu amenaza y tu correctivo. La opción que plantea Ciudadanos de “muerto el perro se acabó la rabia” (¡qué bien traído!) es una simpleza tal como eliminar los vehículos de la ciudad para que no haya atropellos. Mano de santo, pero un disparate.
Se planteó en su día un censo de perros con su perfil de ADN para que la policía pueda tomar muestras de excrementos y sancionar al propietario. Me parece la mejor medida que he escuchado a día de hoy. El perfil lo harían en convenio con la Universidad (unas incomparables prácticas de genética para los estudiantes) y se podrían pagar con ese “impuesto perruno”. Les garantizo que con unas cuantas multas se acaba la fea costumbre de dejar el “regalito” para que lo encuentre el zapato ajeno.
Tener perro conlleva gastos. Bolsas para residuos (que son caras para su finalidad), alimentación, veterinario y medicinas son los más evidentes, y francamente por diez o quince euros al año creo que nadie se va a plantear tener o no un animal de compañía si realmente lo desea. El problema no está ahí, el problema es plantearse prohibir a la gente disfrutar de su mascota libremente porque unos cuantos guarros no hagan lo que tienen que hacer.
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