El Ayuntamiento publicita a bombo y platillo, con nota de prensa incluida, lo que califica de éxito del portal de transparencia. 5060 visitas desde que se puso en marcha esa página web, allá por mayo de 2016 son, a juicio del gobierno local, algo de lo que presumir.
Técnicamente tienen bastante poca idea de lo que dicen porque afirmar alegremente que un alto porcentaje de visitas procede de San Petesburgo o de la ciudad rusa de Samara es ignorar lo que son los robots que navegan por Internet buscando información. Pero aunque nos creamos que esas procedencias corresponden a ciudadanos rusos muy interesados por la transparencia de Lugo (en algo hay que creer) tampoco es que sean unas cifras de las que presumir.
Para que se hagan a la idea es una media de 11 visitas diarias, y lo que es peor es que ha empeorado desde su puesta en marcha. En los tres primeros meses de vida del portal de transparencia también presumieron de haber alcanzado las 2.500 visitas y un año después solo se han producido 2560 más. Como éxito deja mucho que desear. En cuanto a si 11 visitas diarias es mucho o poco, les diré que este modesto blog ha tenido, en el momento de escribir este artículo, 52.294 visitas en este último mes. Hagan cuentas.
La transparencia es importante, aún dría más, es fundamental. Sin embargo tal y como se entiende la ejecución de las normas relativas a ese asunto por nuestro ayuntamiento la cosa tiene bastante poca chicha. No se comprende que un ciudadano cotilla (y la ley nos permite serlo con asuntos relacionados con nuestro dinero público) no pueda saber, por ejemplo, cuánto ha recibido de subvención (o de subvenciones si son más de una) determinada entidad, cuántos contratos y por qué importe se han firmado con una empresa o qué coste han tenido las continuadas e inútiles reformas virtuales de la web municipal o la inoperativa página turística. Si yo quiero saber cuánto nos ha costado cada V de vecino a los lucenses tengo que tener acceso a esa información.
Los ciudadanos tenemos derecho a saber. Las instituciones más respetables del mundo publican puntualmente datos cuyo interés reside más en el hecho de su difusión que otra cosa. Eso nos permite saber, por ejemplo, que la Casa Real Británica se gastó más de medio millón de euros en bebidas alcohólicas o que emplearon 875.884 euros en gastos de lavandería.
La ausencia de información realmente relevante en la web de transparencia, más allá de cuestiones puntuales relacionadas más con el morbo de saber los sueldos de los concejales y poco más, probablemente justifica que los ciudadanos no entren asiduamente. Es una web escasamente útil.
A los tres meses se habían producido 2.500 visitas |
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