martes, 2 de abril de 2019

Se va la concejala que me hizo llorar


Mari Teijeiro es concejala del Ayuntamiento de Lugo, pero antes que eso es amiga, incansable trabajadora y persona empática y sensible como pocas he visto en el mundo de la política. No soy objetivo con ella, para nada, ni lo intento por muchos motivos: porque nos conocemos desde la adolescencia, porque ha sido la única mujer que me ha regalado un ramo de flores y porque es la persona que nos casó, y muy bien casados. La nuestra fue la primera boda oficiada por Mari Teijeiro, y lo hizo tan bien que nos hizo reír y llorar a todos creando para nosotros uno de los recuerdos más bonitos de mi vida, así que no esperen que haga otra cosa que cantar sus alabanzas.

Dice la prensa de hoy que Mari deja la política local, y se va a dedicar a su profesión. Conociéndola estoy seguro de que para ella será un paso en la dirección adecuada porque le va a reportar muchísimas más satisfacciones ayudar a la gente desde su propio proyecto que seguir enfrentándose a la sinrazón de la política, en que una buena idea se tumba por la peregrina razón de que la propone el adversario, y a veces el partido contrario. Ella eso lo ha visto y sufrido unas cuantas veces. Es una persona de cuya fidelidad a las siglas no se puede dudar, que pasó por tragos muy amargos que superó con su permanente sonrisa y su infalible amabilidad, y ahí sigue.

Desde el punto de vista político, es llamativo que las dos personas a las que Ramón Carballo puso al frente de la organización local del partido, Quique Rozas y Mari Teijeiro, se marchen. Decía entonces Carballo que ambos “destacan por ser dos personas con una amplia dedicación e trayectoria dentro del partido", pero también "por poseer un extenso conocimiento de la política y de la vida municipal" (cita de El Progreso). Ese bagaje es el que se deja escapar.

Veremos quiénes acompañan a Carballo en su intento de conquista de la alcaldía, pero van a tener muy complicado sustituir a dos personas que han trabajado mucho por sus vecinos.

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