viernes, 19 de junio de 2020

La gestión del Fluvial y el Círculo en la crisis


Durante la crisis del Coronavirus ha habido un tema que en las redes ha levantado ríos de bits (que son mucho menos poéticos que los de tinta, pero es lo que toca hoy día) y es el de que tanto el Club Fluvial como el Círculo de las Artes hayan seguido cobrando las cuotas con total normalidad a pesar de haber hecho ambos Expedientes de Regulación de Empleo (EREs) a sus trabajadores y que los gastos se reducen porque obviamente se consume mucha menos luz, agua y calefacción con las instalaciones cerradas.

Soy socio del Círculo de las Artes, aunque no del Fluvial, así que mi información en el segundo caso se reduce a lo que se ha publicado y que se parece bastante a lo que pasa en el Círculo, en lo que se refiere a la situación de inicio, aunque con notables diferencias de gestión.

Verán, el Círculo nos envió a todos los socios dos circulares (valga la redundancia) en que se nos explicaba la situación, y por si dicha comunicación no fuera suficiente la Directiva ha convocado una asamblea para el día 25 de este mes en que esclarecerán cualquier duda que haya entre los miembros. Hay que decir que a esa asamblea no van todos los socios (sería inviable reunir a las miles de personas asociadas) sino los llamados “socios representantes”, que son elegidos cada cierto tiempo como una especie de “Congreso” del que sale la Directiva, que sería equiparable al Gobierno del Círculo. Tengo el honor de ser parte de esos socios representantes así que iré el 25 a ver qué nos cuentan. Hasta donde yo sé, el Fluvial no ha hecho nada ni remotamente parecido. Ni se ha explicado a los socios por qué se mantienen las cuotas, ni se ha convocado asamblea alguna, ni se ha ofrecido la menor pista de qué está pasando en esa sociedad, y ya no solo por el tema del cierre si no con lo que estamos conociendo por la prensa sobre la presunta ilegalidad de las obras que han acometido en los últimos tiempos.

Lo que tenemos que entender desde el principio es que ni el Círculo de las Artes ni el Club Fluvial son comparables a un gimnasio privado, que es un símil que hace mucha gente de forma errónea. Un cliente de un gimnasio exige no pagar las cuotas porque no recibe un servicio contratado y tiene razón, pero tanto el Círculo como el Fluvial son sociedades. No tienen “clientes”, sino “socios”, que no son perceptores de un servicio sino miembros de un colectivo y, por lo tanto, parcialmente dueños del chiringuito. Si un cliente protesta de un negocio dejando de acudir, un miembro de una Sociedad tiene otras herramientas a su disposición: agruparse, protestar y, en último caso, incluso censurar a la directiva y sustituirla por otra.

Pero la corresponsabilidad de los socios va muchísimo más allá. Si un gimnasio privado hace una cafrada y le meten una cuantiosa multa el cliente no paga un céntimo. Quizá le intenten subir las cuotas para compensar la sangría, pero ahí el usuario tiene la libertad de largarse a otra entidad. Sin embargo las sociedades no son iguales y todos los miembro somos responsables solidarios de las cargas económicas, por lo que si se genera una multa al Fluvial con la barrabasada que han hecho en el aparcamiento (no es presunta, es una barbaridad, lo que es presunta es la ilegalidad que tal vez se haya cometido) y no llegan los fondos, tocaría pagar una cuota extraordinaria, una derrama, porque todos los socios son igualmente responsables.

Es que yo no sé lo que hace la directiva”, podrá decir alguno… pues ese es su problema, tiene que saberlo. “Es que no me informan”, insistirá… pues haber elegido otra directiva que informe, eso es nuevamente cosa de ustedes y en su mano está cambiarla, que para eso son socios y no meros espectadores. Léanse los Estatutos de su sociedad porque tiene que tener un mecanismo de censura y si es el caso úsenlo.

La transparencia es una asignatura pendiente en la inmensa mayoría de agrupaciones, asociaciones, sociedades, federaciones y otras figuras privadas e incluso en las administraciones públicas. No conozco a ninguna que facilite sus cuentas a los socios al detalle, pero realmente tampoco veo que los socios lo exijan. Bueno, miento, sí conozco una asociación, Lugo Monumental, en que cada año pasamos a los asociados un Excel con todos y cada uno de los ingresos y los gastos al céntimo, algo tan transparente como sano… y poco habitual.

Además, la transparencia no solo es una obligación moral, sino que legalmente las asociaciones, federaciones y demás, que reciben jugosas subvenciones (de las que viven la inmensa mayoría, al margen de las cuotas de los asociados, aunque de nuevo con la excepción de Lugo Monumental en que NO recibimos ni un céntimo de subvenciones porque no las pedimos jamás) tienen la obligación legal de publicarlas en sus páginas web. Todos tenemos en la cabeza “poderosas” entidades que sabemos fehacientemente que reciben ingentes recursos públicos que administran a su antojo, a cambio de favores políticos, campañas más o menos descaradas (normalmente “más”), y premios a medida, pero no veo que ni sus socios ni los ciudadanos de base, que somos los que pagamos el pato, exijamos con firmeza que se publiquen los datos que la Ley obliga a colgar.

Así que antes de volvernos locos, de decir “pues no pago las cuotas del Círculo o del Fluvial para que se enteren” tal vez quienes deberíamos enterarnos somos nosotros. Enterarnos de que no somos clientes sino miembros, enterarnos de que hay cauces para obtener la información o, en todo caso, para sustituir a los que consideren malos gestores (si es el caso), enterarnos de que somos igual de culpables. Es más cómodo ser “cliente”, sí, pero entonces se apuntan a un gimnasio.

Por mi parte el día 25 iré a la asamblea del Círculo de las Artes porque antes de nada es fundamenta informarse y tengo que decir que hasta ahora esta Sociedad ha cumplido con ese requisito y, de nuevo a falta de más información pero con la que ya tenemos, más que probablemente han gestionado bien este asunto.

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