viernes, 21 de enero de 2022

Año y medio después de su entrega el Auditorio se deteriora sin uso alguno

Dos décadas esperando por el Auditorio y ahora no se abre porque no les da la gana.

Los tiempos de la administración no son los mismos que los del resto de los mortales. Ha pasado ya un año y medio largo desde que la Xunta de Galicia entregó al Ayuntamiento de Lugo el nuevo auditorio y ahí sigue, cerrado a cal y canto, cogiendo polvo y humedades como cualquier edificio que esté bajo llave en una ciudad como la nuestra. Ayer lo constataron concejales de la oposición que lograron, tras muchos intentos, que les dejasen entrar. A ustedes y a mí ya ni se nos ocurre que nos lo permitan.

Es más que probable que haya daños causados por deficiencias en la construcción, no lo dudo porque incluso hay informes técnicos al respecto (aunque también los había para avalar el Garañón o lo que se hizo en la fábrica de la luz y ya ven lo bien que nos ha ido con esos temas). Pero, aunque sean ciertos, lo difícil va a ser reclamarlos, ya no sólo a la administración autonómica, sino a las empresas que construyeron y equiparon el mamotreto, porque lo de las garantías no es eterno y si bien es cierto que en teoría las construcciones tienen un mínimo de diez años, los equipos no… y los daños a edificios sin mantenimiento tampoco.

Entre que se ponen a ello y no se ponen, es muy probable que se cumplan dos años desde la entrega del edificio sin que se mueva ficha, y cuando pasa tanto tiempo se abre la puerta a que las reclamaciones se desestimen porque se ha tenido todo abandonado. Ya saben cómo va esto, las garantías y los seguros cubren todo cuando contratas, pero muy poco cuando reclamas. Después viene el acondicionar y reparar los problemas (lo que se dilatará hasta que se estimen o no las reclamaciones) con lo que este 2022 tampoco veremos abierto el auditorio. De hecho no hay presupuesto consignado para él.

Recuerdo aquellas notas de prensa en que el Ayuntamiento pedía “con urgencia” que se le cediera el edificio. Una del 28 de agosto de 2019, por ejemplo, protestaba porque no les habían contestado una carta que enviaron a la conselleira el 24 de Julio (lo que, en realidad, hace correr los plazos en agosto, que ya sabemos cómo se ralentiza todo). En aquel momento se hablaba de que “Lara Méndez recordó la consejera que llevamos 15 años esperando estas dependencias culturales”. Pues ahora ya son 18, querida alcaldesa. Y los que faltan.

Fue recibir el edificio y las prisas se evaporaron. “Es que no hemos podido hacer nada a causa de la terrible Pandemia que vivimos”, es la más que probable respuesta de la administración local para justificar haber estado mirando a las musarañas durante este tiempo. Podría colar, si no hubieran corrido como conejos para sacar adelante proyectos que sí les apetecía realmente ejecutar como el edificio de madera (sin uso previsto), las bañeras colectivas o el tan demandado y utilizado carril bici (es una puñeta que por escrito no se note la ironía si no lo aclaras). Ahí sí se pudo hacer todo y los expedientes pasaban de mesa en mesa a la velocidad del rayo. Pero el Auditorio no. Ese está ahí, para mayor gloria de la eficiencia administrativa.

La cultura no vende ni da votos. Por mucho que se les llene la boca hablando de que es la base de la civilización y que es un tema fundamental hay que reconocer que en esta ciudad los temas de ese sector tienen el éxito que tienen y nuestro gran problema no es la oferta cultural sino la demanda cultural, que es más bien escasa. Funcionan las fiestas (Arde Lucus, San Froilán, Caudalfest…) y punto. Así que no saben qué hacer con ese gran edificio porque son conscientes de que no lo van a llenar más que en contadísimas ocasiones en que traigan a un triunfito o algún espécimen de los que salen en la tele y poco más, y el gasto va a ser brutal.

Lo de construir eso en el quinto pino no ayuda. Había opciones de hacer el auditorio en una ubicación céntrica pero no se quiso porque… pues no lo sé, pero Orozco se emperró en sacarlo de las proximidades de la Muralla y lo consiguió, lo que va a colaborar en el previsible fracaso de uso del auditorio igual que lo hizo con el MIHL. Vamos, lo mismo que quieren hacer con la estación de autobuses.

Es llamativo que no se abra siquiera a visitarlo por parte de la ciudadanía con excusas más que cutres como la de la seguridad. Vamos a ver, se hicieron visitas guiadas al Cuartel de San Fernando que, literalmente, se cae en pedazos, pero no se puede ir a curiosear en un edificio recientemente construido porque es peligrosísimo. ¡Qué cosas!

Seguiremos pasando por delante del Auditorio que, a este paso, va a ser la obra de arte posmoderna del siglo: 20 millones de euros tirados a la basura. Peor aún, porque el mantenimiento habrá que hacerlo.

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