miércoles, 20 de marzo de 2024

La Milagrosa, un ejemplo de lo que ''podría ser''

Una de las edificaciones habitualmente ocupadas en la Milagrosa ante la pasividad de las autoridades

El caso de Lugo con el tema de la vivienda es llamativo. Más de un 35% de viviendas vacías, que suman 10.000 inmuebles llenos de aire, y zonas “tensionadas” para el alquiler entre las que se encuentra La Milagrosa, un barrio en que una casa sí y una no te la encuentras abandonada. Es evidente que algo falla.

Los ambiciosos planes de rehabilitación para La Milagrosa llevan siendo papel mojado desde hace años. Anuncios, campañas, publicidad, folletos y promesas que se quedan únicamente en futuribles que nunca llegan a nada. Y mientras tanto el barrio languidece y se entrega sin apenas resistencia a la ocupación y la marginalidad, algo inconcebible hace unos años en que era, sin duda, el mejor barrio de Lugo para vivir.

Yo viví de pequeño en la calle 18 de Julio (hoy Camino Real) 115 y recuerdo con muchísimo cariño esa zona. Ir a la tienda de delante de casa a por gaseosas y los taxis de Dablanca, cosas que hacen confundir otros tiempos con las virtudes de una zona. Sigo viviendo en La Milagrosa, es mi barrio, aunque no en aquel piso. Pero no les hablo de mis recuerdos, sino de una palpable realidad: La Milagrosa lo tiene todo para ser el perfecto lugar de residencia. Es una zona muy llana, a un paseo del centro, con una tranquilidad envidiable, viviendas amplias en edificios que suelen andar entre las dos y las cuatro plantas como mucho (salvo excepciones, claro)… Nada que ver con otras zonas de la ciudad que se han convertido en auténticas colmenas.

La Milagrosa todavía tiene salvación, y si se actúa bien sobre ella podría ser de nuevo esa magnífica zona para vivir de muchos vecinos de nuestra ciudad. Sólo hace falta un empujón para que actuaciones que hoy no salen rentables lo sean.

Cuando se presentó la idea del “barrio multiecológico” me pareció un disparate porque estaba cubriendo una necesidad inexistente: más viviendas. El problema de Lugo no es el número de inmuebles sino su estado. No necesitamos construir más, necesitamos reutilizar lo que tenemos y para eso las políticas públicas no pueden ir a meter más grúas para edificar sino a cambiar tejados, mejorar aislamientos y, sobre todo, poner ascensores.

Al independizarme, como todo el mundo que empieza, no me podía pagar lo que yo quería así que compré un piso sin ascensor. Tras vivir en él casi 20 años ahora mismo estamos con las obras de instalación (por fin) de uno y la diferencia es notable, y eso que aún no lo hemos podido utilizar. Pasamos de un edificio inaccesible y con cierta incomodidad a uno que no tiene nada que envidiar a otros mucho más “lujosos”, y encima con la ventaja del tamaño de los pisos, que antes era mucho mayor que los de ahora.

El ascensor es un lujo necesario, que no es que suba el precio de una vivienda, sino que hace que entre en el mercado. Hoy nadie compra un piso sin ascensor porque a jóvenes no vamos ninguno y hay que pensar en el futuro.

Conozco gente que vive encerrada en su propia casa porque no puede salir al no tener ascensor. ¿Qué pasa cuando esos pisos van quedando vacíos y los heredan los hijos que viven en otros que sí lo tienen? Pues que así se quedan. Ni los venden por los cuatro duros que les dan, ni los alquilan porque les da miedo todo el problema que hay con impagos y demás, ni los arreglan porque cuesta una fortuna y además muchas veces tiene que ser una cosa global, del edificio entero. No es tan sencillo.

En estos temas las fórmulas mágicas no funcionan, y a veces enterrar dinero público a lo loco, como se hace en la Tinería, tampoco resulta porque la administración no se puede meter a inmobiliaria.

Lo que toca es apoyar a los particulares, no sustituirlos, y echarles una mano para que puedan reformar esas viejas viviendas y convertirlas en lo que pueden ser: un lujo.


1 comentario:

  1. Estimado Luís,
    Estou dacordo co que comenta, e en boa medida ca solución que propón: apostar polo que hai e non seguir ca dinámica de crecer abandoando barrios existentes; que é o que deixou como está o barrio Feijoo, agora a Milagrosa, o barrio da estación, etc.

    Na Milagrosa, esa aposta polo barrio podería ir por unha reordenación de tráfico, de espazos públicos (eu boto en falla é un espazo público central de calidade xa que os que ten son pequenos ou moi periféricos respecto do barrio); e por suposto cos cambios no PXOM e na xestión das licenzas que faciliten a súa renovación (non fan falla nin sequera plans de rehabilitación, que serían benvidos; so procurar cómo conceder licenzas en prazo e non como denegalas logo de anos de tramitación)

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