lunes, 17 de diciembre de 2012

Los cadáveres más grandes

Que no soy un gran admirador de los centros comerciales ya lo saben quienes leen esto de vez en cuando. Hace poquito que hablábamos de la comparación entre estas modernas catedrales del consumo y los pequeños comercios que se sitúan por las ciudades en plan “de toda la vida”, aunque sean nuevos. 

Hay una parte del tema de los centros comerciales que no toqué y que es realmente preocupante: su rápida defunción y lo grande que es el cadáver. Les voy a poner un ejemplo fuera de Lugo. No sé si conocen ustedes Área Central, en Santiago de Compostela. 

Se inauguró, calculo, entorno al año 1995 o por ahí, porque se terminó mientras estaba yo estudiando en esa ciudad y fui al cine allí los últimos dos o tres años. Se proyectó como un gran barrio, de edificios de viviendas que ocupan varias avenidas y que limitan hacia la parte superior con un enorme edificio semicircular y hacia la inferior con otro gigante de forma cuadrada que es el centro comercial. 

Tengo que decir que, para ser un centro comercial, estaba muy bien. En lugar de hacer la típica estructura claustrofóbica lo que hicieron fue dos hileras de edificios paralelas (como un cuadrado dentro de otro) y le pusieron techo a la unión, con lo que se parece más a un centro peatonal cubierto que al clásico centro comercial. Funcionó de maravilla durante diez, puede que quince años. 

Pero la era dorada de un centro comercial dura hasta que inauguran otro más moderno. Llegó el momento de la inauguración de As Cancelas, que es una barbaridad de edificio enorme, gigante, lleno hasta las trancas de tiendas y más tiendas, y Área Central cayó en desgracia. Dar un paseo por allí es una tristeza. Locales cerrados, el cine con la reja bajada (cuando el cine y el supermercado son lo que siempre tiran de un centro comercial) y “se alquila” y “se vende” a porrillo. 

Eso mismo ha pasado o está camino de pasar con otros enormes centros que se construyeron cuando parecía que el dinero salía de debajo de las piedras. El “Dolce Vita” o el “Espacio” de Coruña tienen sus días contados, y sólo con pasear por sus enormes y vacíos pasillos te das cuenta de que no es posible mantener eso con tan poco cliente. 

Y ahí viene el secreto de por qué buscar un local en el centro de una ciudad siempre es más estable que hacerlo en un centro comercial. Verán, los consumidores somos caprichosos, y los que van a centros comerciales habitualmente ya ni les cuento (por favor, no se me ofendan). Si hay un centro nuevo el viejo ya “no mola” y se descarta cual colilla. Pero no es tanto culpa del consumidor como del propio centro comercial, que cuando abre sus puertas se autodenomina como el sumun de la novedad, sin tener en cuenta que eso dura lo que dura: hasta que viene la siguiente generación y te hace polvo el argumento. 

Sin embargo, el centro de una ciudad es inamovible. Por mucho que uno se empeñe, el centro de Lugo siempre será la Plaza de España, y es imposible cambiarlo de ahí. Podrá haber un barrio de moda, como pasó con la Aceña de Olga en su momento, pero las aguas volverán a su cauce y la gente volverá a pasear por las zonas peatonales del centro tarde o temprano. ¿Por qué? Probablemente porque lo que vende el centro es justo lo contrario que los centros comerciales, lo que se da es imagen de tranquilidad, de estabilidad, de la vieja ciudad de siempre. 
 
En Lugo se está construyendo, aunque a veces parece que a escondidas, un nuevo centro comercial en Abella. No sé lo que tardarán en terminarlo pero imagino que no demasiado. ¿Puede Lugo con otro centro comercial? Lo dudo bastante. Va a ser una guerra a muerte entre Las Termas y Abella en que el primero tiene la ventaja de estar más cerca de la autovía (para los clientes de la provincia) y el segundo la de estar metido en la ciudad (desde la ronda se llega en 10 o 15 minutos andando). 

Probablemente uno de los dos va a pegarse un leñazo curioso, pero el centro seguirá siendo el centro. El comercio lo está pasando mal, muy mal, y la apertura de un nuevo monstruo del consumo no es lo que mejor le vendrá, porque además hay que tener en cuenta que normalmente a ese tipo de instalaciones van mayoritariamente cadenas que lo que hacen con el dinero es llevárselo de la ciudad (no como las cadenas franquiciadas, que dejan una importante parte en Lugo). 

Los centros comerciales son un fenómeno de relativamente reciente aparición en nuestro Lugo, así que aún no tenemos ningún cadáver al que enterrar… pero todo llegará. Y son los cadáveres más grandes, los más difíciles de enterrar. Mi pregunta, teniendo en cuenta el ejemplo de Área Central, es: ¿En 15 años se amortiza esa barbaridad de inversión? ¿Qué fue de todas aquellas pequeñas tiendas que abrieron con gran ilusión y que pagaron enormes sumas por instalarse allí pensando que duraría para siempre? Salvo las pirámides, nada dura tanto, y menos hoy día, en esta sociedad del "usar y tirar".

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