Somos tan modernos que construimos edificios inteligentes, acristalados, supuestamente bonitos… pero que son un horno porque para no hacer feo no les ponen cortinas.
Eso está pasando en Lugo, sin ir más lejos, en el centro social Leiras Pulpeiro, en el barrio de la Residencia (por cierto, habría que ir buscando un nombre nuevo para el barrio porque este está un poco desfasado) donde hay una cristalera desprotegida que convierte el local en un horno. Lo denunció ayer Mari Teijeiro, tras una visita al centro donde los usuarios le contaron estas cosas.
No hay aire acondicionado y el gobierno local, diligente él como pocos, lo que hizo ante las quejas de los usuarios fue tomar medidas para unas cortinas… que no se llegaron a poner, supongo que porque no quedan monas, y oye, lo importante es lo importante: la foto. No sea que hagamos allí un acto y resulte que en vez de una instalación hipermegaguay en la foto parezca que estamos en el salón de la casa de una abuela. ¿Qué lo importante son los usuarios? ¡Qué poco entiende usted de populismo!
El edificio espejo que derritió piezas de un coche |
Hay que reconocer que en esto el gobierno de Orozco va con los tiempos. No es un problema sólo suyo sino que va mucho más allá. No hay más que recordar el edificio ese que haciendo efecto espejo-lupa derritió varias piezas de un coche estacionado en plena calle. Eso con piedras no pasaba.
Obviamente no digo que haya que seguir haciendo catedrales románicas y edificios de dos plantas, aunque tampoco puedo descartar que eso fuera agradable, pero sí que hay que fijarse en el fin último de las cosas, y un centro social ha de estar pensado para los usuarios, no para los periodistas o los dirigentes que van allí a mirar lo mono que es.
Estoy pensando ahora en mi hermana, arquitecto, que posiblemente dirá “pero no estarás echando la culpa al arquitecto que diseñó el centro, o a la arquitectura en general”. No, obviamente hay arquitectos buenos y arquitectos malos, e incluso puede que el que diseñó esto le pusiera un sistema de climatización que quitaron más tarde para ahorrar. La culpa, en mi opinión, es del que encargó el proyecto sin especificar que quería un centro social para los usuarios.
Lo que sí puedo echar en cara al mundo de la arquitectura en general es que a veces parece que van contra el sentido común por hacer obras vistosas. Lo comprendo en parte, ya que los que diseñan los edificios muchas veces no van a usarlos, sino a cortar la cinta y marcharse a sus casas, pero en cualquier caso el responsable último es, en mi modesta opinión, el cliente, en este caso el ayuntamiento, que informado de la situación ni le da solución ni reclama una salida al diseñador.
Y mientras nos perdemos en las veredas del quién es quién, los usuarios del Leiras Pulpeiro cociéndose como lacones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Derecho a réplica:
Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.