jueves, 27 de enero de 2022

Las pintadas son inaceptables siempre

Es curioso cómo hay pintadas que "no molestan" y están ahí durante décadas

Tiene razón Rubén Arroxo cuando dice que las pintadas aparecidas contra el BNG van contra el conjunto de la Sociedad e incluso contra la Democracia. Estoy totalmente de acuerdo con él. Igual que cuando se rajaron las lonas de la exposición independentista pagada con fondos públicos que está en San Marcos. Igual que cuando se hicieron pintadas contra Podemos en Lugo. Igual que cuando se atacó a miembros de Vox. Igual que cuando se apedreó la sede del PP. Igual que cuando se hicieron pintadas contra el PSOE. Igual que cuando se aplaudía a un memo por incitar a disparar a la Guardia Civil o a guillotinar al Rey de España. Igual que cuando escribieron “maricones” en la fachada de un pub gay de Lugo. Igual que cuando se homenajea a terroristas (sean de ETA o sean del GAL). Igual que cuando les dejaron un mensaje similar a los sindicatos en el edificio de la Ronda… Hay tantas cosas que van contra la Democracia en este país que si nos ponemos a contar no paramos.

Inaceptables pintadas aparecidas en los últimos días en Lugo

El problema es cuando te parece algo bueno o malo dependiendo del contenido. Ahí ya entramos en otro debate.

Las pintadas se pueden considerar libertad de expresión o vandalismo. Yo soy de los que piensan lo segundo, pero lo creo siempre, no sólo cuando me conviene. El ir cambiando de opinión según a quién se dirija la ira del gilipollas del bote de spray no es otra cosa que oportunismo político y achacarlo a los enemigos políticos es de un victimismo lamentable si no viene avalado por la condena cuando eso mismo les pasa a otros.

Quienes estén leyendo esto pensando que es una crítica a Rubén Arroxo están equivocados. Bueno, no sólo a él quiero decir, sino también a quienes estos días están escribiendo en redes sociales para, en lugar de condenar las pintadas, recordarle al portavoz nacionalista sus palabras del pasado justificando lo injustificable bajo el paraguas de la libertad de expresión. Esa gente está haciendo exactamente lo mismo, pero al revés, ya que intentan ocultar con poco éxito su satisfacción porque las tornas se hayan vuelto.

No, señores míos, ese no es el camino. La condena sin paliativos al vandalismo tiene que ser una cuestión fuera del debate político.

Que a un gamberro le elevemos a la categoría de activista político, sea del signo que sea, es una bobada de un calibre difícil de baremar. Que las pintadas se toleren cuando son “contra los otros” pero no si son “contra los míos” es la explicación de todos los males políticos. Si permanecen en el tiempo durante décadas sin que nadie mueva un dedo porque no mencionan unas siglas, lo que demuestra es que el vandalismo no preocupa, lo que molesta es que le toquen a uno, sobre todo si tiene la piel muy fina.

¿Qué les parece si todos condenamos todas las pintadas? ¿No creen que lo suyo sería dejar fuera de un debate civilizado la defensa de ninguna de ellas? Lo apropiado sería borrarlas de inmediato, pero a veces no conviene porque recibir ataques crea cierta simpatía, y según se eliminaron en 24 horas algunas como las de Lugo sen mordazas o el Quijote que apareció en una casa adosada a la Muralla, estas de las que hablamos ya no deberían estar ahí…

Lo ideal sería que cuando se publiquen estas cosas se eliminen las siglas contra las que se dirigen y así nos quedaríamos con la esencia: un imbécil con un bote de pintura se cree dueño y señor de nuestra ciudad. El resto es sólo “show business”.

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