lunes, 9 de enero de 2023

Un duro comienzo de año para la ciudad

Quico con el inolvidable Díaz Pardo (foto: asociación Isaac Díaz Pardo) 
y Arcadio Silvosa (foto: El Progreso)

Ayer por la tarde me enteraba del fallecimiento de Don Jesús, Suso, Quico de Sargadelos… una pérdida enorme para todos los que tuvimos el honor de conocerlo y de beneficiarnos de su gran generosidad, su entrega y su constante voluntad de poner a disposición de cualquier acción cultural la Galería Sargadelos, de la que él era el indiscutible referente.

Amigo personal, de hecho él se consideraba casi un hijo, de Isaac Díaz Pardo, Suso fue el buque insignia de no sé si la más grande pero sin duda de la mejor y más entregada tienda de Sargadelos del mundo en Santo Domingo. Daba gusto ir a comprar una pieza de la que te explicaba todo: su historia, su origen, su significado y simbolismo… las conocía todas y cada una con una memoria enciclopédica y unas ganas de transmitir esa información que jamás he visto en otras sedes de Sargadelos, ni siquiera en la central. Lo suyo no era afán comercial sino pasión.

Como es lógico, uno de los mejores recuerdos que tengo de él fue su cariñosa acogida al libro del Verruga, el primer pinito que hice en el mundo editorial. No recuerdo la fecha de la presentación pero sí que hacía una tarde de perros, y que caía un aguacero que pensamos que nos dejaría solos en el local. Suso me decía “no te preocupes, que es pronto, vendrá gente”, con esa confianza que sólo la experiencia te otorga. Pues tuvo razón, incluso más de la que él mismo se esperaba. El lleno fue total y las ventanas de la Galería se volvieron traslúcidas por la condensación de la gente que había. De hecho, al día siguiente, me comentó que sólo recordaba otra presentación de un libro con más gente, y fue una vez que fue Carrillo a presentar uno allí.

Don Jesús era un hombre magnético, con unos impresionantes ojos que reflejaban bondad, curiosidad y sabiduría a partes iguales… de hecho esas tres características suelen ir de la mano.

Le echaremos de menos, y nunca pagaremos la deuda que el mundo cultural en general y el de esta Galicia nuestra en particular tiene con él, por ser un impulsor incansable de toda cuanta iniciativa hubo en favor de esta tierra.


Y por si el fallecimiento de Don Jesús fuera poco, me acaban de decir que hoy nos dejó también Arcadio Silvosa. Periodista, exconcejal, persona de excepcional trato y que siempre será recordado por su voz en Radio Lugo, entre otras actividades periodísticas.

Su actividad política sorprendió a toda la ciudad, por entrar en la lista del Partido Popular, algo que a priori parecía “no pegar” con él. Pero se debió a una amistad personal y a su confianza en Jaime Castiñeira, el candidato que consiguió ese pequeño milagro y al que se debe un afortunado paso de Arcadio por el salón de plenos del Ayuntamiento, donde hizo la siempre ingrata labor del seguimiento económico del gobierno, algo duro pero que él sabía transmitir dando interés a una cuestión que en ocasiones pasa demasiado inadvertida.

Un grave problema de salud hizo que dejase la actividad política y la actividad social, aunque por supuesto no sus aficiones entre las que destacó siempre su pasión por el Breogán.

Arcadio era un un profesional de esos que se hacen un hueco en el difícil mundo de la prensa, pero sobre todo siempre fue, como lo definía Paco Nieto, una buena persona. 

No se puede pedir más.

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