Merecida victoria de quien, aparentemente, fue penalizado por criticar un sistema disparatado |
Hace algún tiempo, concretamente en el artículo del 27 de octubre del año pasado, les contaba que a Héctor Castiñeira, el autor de los exitosos libros de Enfermera Saturada, le habían sancionado en el Sergas casualmente al mismo tiempo en que había tenido la osadía de criticar a la administración en televisión. Ayer me llamó y me dio la buena noticia. Tras cuatro meses de pelear, admitieron su recurso y le dieron la razón que siempre tuvo, por lo que se anuló la sanción disfrazada bajo el término “penalización”.
La resolución de la Dirección General que resuelve el recurso estima “en los términos expuestos” (es decir, que no le han discutido ni una coma) el recurso de alzada interpuesto por Héctor y le devuelve no sólo el honor que muchos nunca pusimos en duda (de los trolls no te esperes otra cosa) sino sus derechos y su tranquilidad. Bien es cierto que estos cuatro meses que se ha tirado en el fondo de la lista por una sanción que se ha demostrado injusta a ver cómo se los compensan, que eso será harina de otro costal.
Pero lo que más llama la atención de todo este sainete, en que hay cartas de agosto certificando cosas que pasaron en octubre (se vé que el firmante tenía un Delorean en perfecto funcionamiento), es que el primer lugar donde se debatió la reclamación de Héctor fue en una “Comisión periférica de seguimiento”, en que está la administración y todos los sindicatos. Pues bien, esa “comisión” tiene la potestad de hacer propuestas vinculantes en estos casos y a pesar de las obvias y manifiestas falsedades del expediente y de las contradicciones del mismo, acordaron por unanimidad desestimar sus alegaciones inicialmente.
Por unanimidad, como ustedes saben, quiere decir que todos y cada uno de sus miembros votaron contra la reclamación de Héctor. Todos. Incluyendo todos y cada uno de los sindicatos que forman parte de esa comisión, los representantes de los trabajadores, los luchadores del oprimido, los que se van de mariscada a costa de nuestros impuestos y que aplican las normas contra las que luchan cuando les viene bien. Esos votaron contra una reclamación que era clamorosamente correcta.
Lo que pase ahora va a depender de la buena voluntad del perjudicado. Podría, desde perseguir a quien mintió descaradamente en las resoluciones anteriores, hasta presentarse con un sindicato de nueva creación a comerles el terreno a los clásicos y partidistas grupos de “liberados” que se dedican a tomar el pelo a los trabajadores afirmando defenderlos mientras pactan sus propias ventajas. Todo se andará.
Conociéndolo, y sabiendo que es vehemente, podríamos pensar que va a ir hasta las últimas consecuencias, pero también creo que es una persona que no busca guerras a lo tonto y probablemente reclame por los cuatro meses de injusta penalización y deje así las cosas, eso no lo sé.
En todo caso, esta resolución pone las cosas en su sitio y devuelve a una buena persona al buen lugar que le corresponde… y también tapa muchas bocas de mala gente que estaba deseando verlo caer, porque si hay algo que este país lleva mal es el éxito ajeno. La envidia es el pecado original de España, y unida a la sangre caliente que corre por nuestras venas hace un cóctel explosivo y muy poco agradable.
Felicidades por tu merecida, rotunda y reparadora victoria, Héctor.
Estimado Luís,
ResponderEliminarHector fará o que estime oportuno, pero eu creo que, aínda que pouco habitual, é bon ir ata as últimas consecuencias. E neste caso, no que estaba defendendo algo que beneficia a todos, máis aún.
De non facelo os responsables non experimentarán consecuencia algunha polo feito (máis alá dunha reprimenda pública como a súa e, con sorte, algunha outra privada) e ó seguinte nunha situación semellante lle tratarán igual.
Votarían en contra sindicalistas que hacen uso de sus horas de labor sindical el día que tienen servicio en festivo o de noche?
ResponderEliminarSeguramente sí, el que disfrutaba de sus horas sindicales un domingo de noche también votó en contra del trabajador…
ResponderEliminarEnhorabuena a ese compañero. La verdad al final triunfa. Todos deberíamos defender nuestros derechos, es de justicia.
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