Que las discusiones en Facebook son eso, discusiones y no debates, es difícilmente rebatible. Hay dos palabras mágicas que me parecen particularmente irritantes que son “Sí, pero…”. Se utilizan principalmente cuando alguien argumenta una barbaridad y se la rebates demostrándole que se equivoca. En ese momento retuercen lo que ellos mismos habían dicho y buscan otro apoyo distinto para poder mantener su frase inicial.
Esto se acentúa, particularmente, cuando se habla de personas que, por lo que sea, levantan pasiones para bien y para mal, como es el caso de, por ejemplo, Esperanza Aguirre. Sólo mencionarla y una parte de la población se encabrona, mientras otra siente un irrefrenable impulso de aplaudir. Hay gente así, que no resulta indiferente a nadie.
Pongamos pues de ejemplo a la señora Aguirre. Te sueltan una de esas cosas que dice la gente sin pensar en plan “es que es una fascista que lucha contra mi derecho a casarme con mi pareja”. Si algún mérito tiene Esperanza Aguirre es que no titubea: nadie puede tener un asomo de duda sobre sus opiniones en casi cualquier tema que se le plantee. En este tema ha tenido el cuajo de ser de los pocos altos cargos del PP que dijo pública y privadamente que el recurso contra el matrimonio gay era un error, y lo dijo porque sin duda es una de las figuras liberales que hay en el PP. Si le mencionas esto al que aseguró la tontería es cuando usa la fórmula “Sí, pero…”.
A continuación puede venir un “pero lo dijo por intereses electorales”, “pero lo dijo mintiendo”, “pero no cree en ello”, “pero…”. No veo que nadie diga “ah, pues eso no lo sabía, mira, pues me equivocaba”. Aunque sea algo palmario, evidente, demostrable, medible y cuantificable. Eso es lo de menos. El método científico no funciona en Facebook y la experimentación y la comprobación no convierten las hipótesis en teorías o leyes, ni los hechos se pueden usar para derribar falsos postulados.
Lo mismo ocurre con los bulos, que se publican con una alegría desmesurada pero que, una vez se demuestra que son falsos, nadie corrige, matiza o anula. Cuando se publicaron las memorias de Aznar andaban por internet una serie de párrafos supuestamente suyos en que decía que se le había aparecido Dios para anunciarle que guiaría al mundo. Era mentira, un bulo, pero quienes lo publicaron no han corregido ni han puesto nada al respecto. Y siempre habrá algún lector que sólo recuerde la mentira.
Lo mismo ocurre con los bulos, que se publican con una alegría desmesurada pero que, una vez se demuestra que son falsos, nadie corrige, matiza o anula. Cuando se publicaron las memorias de Aznar andaban por internet una serie de párrafos supuestamente suyos en que decía que se le había aparecido Dios para anunciarle que guiaría al mundo. Era mentira, un bulo, pero quienes lo publicaron no han corregido ni han puesto nada al respecto. Y siempre habrá algún lector que sólo recuerde la mentira.
Si exceptuamos unos poderes telepáticos envidiables, ya que la mayoría de esta gente asegura saber lo que piensan no sólo quienes creen conocer, sino terceras personas a las que no han visto más que en el telediario, por lo demás no parece que adornen otras grandes virtudes a quien sostiene eso, ni que pueda presumir de una excesiva inteligencia quien niega una evidencia.
Si no estás dispuesto a aceptar una crítica o que alguien te corrija un error, no postees. “Manolete, si no sabes torear, ¿”pa’qué” te metes?” En este blog algún lector me ha corregido cosas en que yo estaba equivocado, y lo reconocí sin mayores problemas. Otra cosa es un tema de opiniones subjetivas o valoraciones, pero si dices que la Muralla es del siglo XIX y alguien te menciona que no, que tiene 1800 años, te toca bajar las orejas y decir, “ah, pues me equivoqué”, y no ponerte en plan “Sí, pero hubo grandes reformas en el siglo XIX y en realidad se podría considerar que es de esa época”. Nadie está libre de error, pero sí de insistir tozudamente en el mismo.
Leeremos muchos “Sí, pero…”. Mi recomendación es no entrar mucho al trapo, aunque cuesta trabajo por aquello de que “el que calla, otorga”… y aunque yo mismo no aplique demasiado ese consejo. No se lo digo porque yo lo haga, sino porque sé perfectamente que es lo que debería hacer. Errare humanum est, sed diabolicum perserverare (mucho me gustan a mí los latinajos éstos…)
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