lunes, 3 de noviembre de 2014

Un elogio (moderado) de Podemos

No se asusten con el título, que no me he golpeado con la cabeza en una piedra ni me ha dado un ictus o algo así, sigo en mis cabales, o al menos tan en mis cabales como podría estar últimamente.

Ya es oficial, que hay encuestas sobre la mesa que empiezan a poner a Podemos como primera fuerza en intención de voto, lo cual es para echarse a temblar, no porque el señor Pablo Iglesias proponga cosas que ni él sabe cómo va a hacer, sino por el hecho de que a la población le dé igual.

España es un país raro de narices. Mandamos a Eurovisión al Chiquilicuatre, que sería muy gracioso y todo lo que ustedes quieran, pero como una cuestión de consumo interno de la que es poco recomendable presumir demasiado y menos aún tomárselo en serio. Lo grande es que no fue nuestro peor resultado en el festival de la canción, lo que debería dar lugar a unas cuantas tesis doctorales sobre el tema.

Manifestación 15-M... ¿De veras nadie veía venir a Podemos?
Poner verde a Pablo Iglesias y a Podemos es un ejercicio que medio país está llevando a cabo con el consiguiente cabreo del otro medio (o casi). Cualquier comparación que se haga entre las formas y maneras de la cabeza visible del nuevo “partido” y, por ejemplo, Hugo Chávez o Hitler hace que quien las hace (yo mismo) les vea su lógica mientras los que están al otro lado abren los ojos como platos y dicen que “¡cómo te atreves!”, aunque sin tumbarte la argumentación sino únicamente repitiendo el “¡qué osadía!”, sin mayores argumentos.

Pero les decía que iba a hacer un elogio de Podemos y vamos a ello.

Podemos ha logrado lo que hasta hace poco parecía impensable: organizar el descontento de los ciudadanos que estamos hasta las narices de todo cuanto vemos en los telediarios. La corrupción, sobre todo, ha sido la gota que colmó el vaso. Aguantamos todo tipo de abusos y de disparates, que se construyan cosas absurdas como aeropuertos sin aviones o piscinas sin agua, que nos sangren por todas partes y más. Pero ver que encima se escojonan en nuestra cara y se llevan para casa sacos de dinero que es nuestro ya ha sido intolerable.

Y ahí surge Podemos, como veníamos vaticinando muchos desde hace muchísimo tiempo. Sólo hay que leer diversos artículos de este blog, de hace ya años, en que se veía venir algo así a la legua: un listo que ha canalizado todas esas energías negativas, ese hartazgo, ese cabreo, y los pretende transformar en votos. Y lo está haciendo.

Lo mismo que pasó en Alemania en los años 30, insisto nuevamente. Hitler no ganó solamente por tener un discurso convincente y una personalidad magnética, que también, sino por el desastre absoluto al que se enfrentaba. Si hubiera tenido a gente seria en el otro bando, alguien que se opusiera a sus planes con limpieza y rigor probablemente la historia habría sido otra, porque no olvidemos que los partidos fascistas también surgieron en Inglaterra, Estados Unidos y muchos otros países, sólo que perdieron. Incluso personajes famosos de la historia americana, como Charles Lindbergh, tontearon con las ideas nazis y apoyaron a Hitler, aunque más tarde se “arrepintieron” por haber sido engañados.

Sobre las críticas a las críticas, les diré que también llamaban “belicista”, “exagerado” o “agresivo” al señor Winston Churchill. Si le hubieran hecho más caso otro gallo cantaría.

En España puede ocurrir lo mismo con cierta facilidad, porque además hay un componente adicional: nos encanta ver cómo caen los poderosos. La famosa palabra alemana que da nombre a la alegría por la desgracia ajena, “Schadenfreude”, aquí se refiere sobre todo a la desgracia ajena de los de arriba.

Chistes sobre la muerte de Emilio Botín certifican esa mala leche patria, que viene ya desde los viejos cantares de ciego que se cachondeaban en la edad media de reyes y señores. No hemos cambiado mucho.

El problema no es que caigan los poderosos, el problema es quién ponemos en su lugar. Podemos está monopolizando “la alternativa”, y eso es terrible, porque nadie sabe muy bien ni lo que propone ni cómo lo pretende alcanzar. Sólo se sabe que ataca muy bien a los partidos actuales, y, si les soy sincero, tampoco es que haya que ser un catedrático para eso, porque lo están poniendo a huevo. Como a Hitler en su día.

1 comentario:

  1. Independientemente de que el "camarada" Iglesias según mi opinión, desprende un cierto aroma a troskismo y si has leído al camarada Lev sacaras la conclusión de que la estrategia para tomar el poder se podría parecer bastante, tiene a mi entender un grave problema.Si te tomas la molestia de leer su estatutos verás que el órgano soberano de "Podemos" es lo que llaman la asamblea ciudadana en la que te puedes registrar sin ningún compromiso con tu DNI para votar. Si no recuerdo mal cualquier decisión importante que tomen , coaliciones pactos etc. tiene que ser refrendada por la misma, además se puede convocar una votación de revocación de su "comité central" y secretaria general con el 25% de los votos de los registrados.
    Es lo mas parecido a la democracia directa que conozco y empiezo a pensar que sería
    conveniente registrase.
    Si la gente sin una vocación clara de militancia ni en Podemos ni en ningún otro partido se registra, no veo como la nomenklatura de Podemos podría influir o manipular dicha asamblea con los modos de la política tradicional.
    Tampoco imagino que plan alternativo puedan tener en el caso de que dicha asamblea no siga a ciegas las directrices que propongan?
    Yo creo que la democracia directa es la solución indiscutible a la política en el futuro, y probablemente los ideólogos de podemos hayan puesto un arma en manos de los ciudadanos cuyo poder nadie ha calibrado.
    Y si la democracia directa provoca una catástrofe entonces tendremos que admitir que los iluminados, Lenin, Stalin, Trosky, Mao, Franco, Hitler, etc. tenían sus razones.


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