martes, 7 de agosto de 2018

Ataques al Patrimonio de todos

Herrajes de la puerta norte de la Catedral de Lugo, auténticos del siglo XIII
Es curioso cómo la popularidad de un monumento también influye, como la de las personas, en la difusión de sus achaques e incluso agresiones. Por ejemplo, la Catedral de Santiago abre hoy las noticias de innumerables medios de comunicación porque un desgraciado sin cosas más interesantes que hacer que fastidiar una obra de arte se ha entretenido en pintarrajear una de las esculturas de la plaza de Platerías de la seo compostelana.

La pintada en un monumento histórico, ya ven qué gracia...
No creo que nadie en su sano juicio piense que voy a minimizar el suceso, ya que creo que refleja la poquita cabeza y el nulo respeto que algunos tienen hacia el patrimonio común y la herencia cultural, pero me sorprende que esa agresión ocupe tantas portadas mientras que el deterioro constante de otro bien histórico, esta vez en la Catedral de Lugo, pasa desapercibido a pesar de las continuas quejas del obispado y de algunos lucenses.

Se trata de los herrajes de la puerta norte de la Catedral, unos refuerzos de dicha puerta que llevan ahí ochocientos años ya que son del siglo XIII, que se dice pronto, y que probablemente no terminen sus días con dignidad porque la causa de su deterioro son los meos de la gente que se dedica a vaciar su vejiga allí por las noches. ¿Hay que vallar la zona para evitar el daño? Pues se ve que es la única solución que aparentemente nos dan, ya que la policía, una vez más, ni está ni se le espera y la cosa va a peor cada día que pasa.

Es triste reflejo de nuestra sociedad ver que un bien que estuvo ahí durante ocho siglos esté ahora en peligro por la ignorancia, la dejadez y la guarrería de los usuarios. Y eso no abre telediarios porque no es tan llamativo, a pesar de que tan Patrimonio de la Humanidad es nuestra Catedral como la de Santiago.

Los daños son evidentes

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Derecho a réplica:

Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.