La foto no es gran cosa, pero entenderán que no voy a poner una foto en que se vea la cara de nadie. |
Por razones que no vienen al caso ayer estuve en Urgencias del HULA con un familiar. Está bien, gracias, no va la cosa por ahí, sino por el aparente caos que el siempre escaso personal intentaba atajar con profesionalidad y el mayor cuidado.
Puedo comprender que en una zona que, por definición, se juntan todas las personas que se enfrentan a situaciones urgentes (de ahí el nombre, por si no se habían percatado) no sea sencillo llevar un ritmo de trabajo propio de monjes budistas. Tampoco es el objetivo, creo yo. Por otra parte también entiendo que mucha gente va a urgencias a mirarse cosas que le llevan doliendo mes y medio en vez de pedir cita con el médico de cabecera, que es lo suyo.
Pero lo que no me cabe en la cabeza es que un hospital que todavía casi huele a nuevo, con un terreno tan amplio que en la práctica podríamos decir que no tiene limitaciones de espacio, en que se han invertido millones como si no hubiera un mañana… siga apilando las camillas de los pacientes de urgencias en los pasillos. ¿Se equivocaron con las previsiones? ¿Decidieron que con poner boxes para veinte personas llegaba y les llegan cincuenta? ¿Tan difícil era hacer una zona de urgencias amplia aunque después separes a la gente con unas cortinas (total, es lo que hacen muchas veces)?
El ridículo es mayor si comparamos lo apretujados que están en un área como Urgencias, tan importante de un hospital, con el absurdo, ostentoso, elefantástico y sobredimensionado vestíbulo del edificio, que parece una estación de tren que un edificio sanitario, o con esos kilométricos pasillos (aunque nadie me entienda mal, me parecen fantásticos estos pasillos, que son muy cómodos y pueden cruzarse dos camillas, tres sillas de ruedas y un trolebús sin rozarse).
Está muy bien lo del vestíbulo en que cabe cómodamente un dirigible de los años cuarenta, pero si tenían el hormigón tasado a lo mejor habría sido mejor idea reducir espacio en la entrada y aumentarlo donde están los enfermitos, por aquello de que la sanidad está para eso y tal.
No sé, a lo mejor es que no entiendo del tema y lo de que la gente esté por los pasillos es algo bueno para la salud, pero de no ser así (y dudo mucho que lo sea) yo no lo habría diseñado de una forma tan sumamente insensible.
El vestíbulo, enorme, contrasta con la lata de sardinas que supone Urgencias cuando hay gente. |
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