martes, 28 de agosto de 2018

El Ayuntamiento y su ''eficacia selectiva'' (vamos, que solo actúan cuando les pican)

El mural de San Roque, eliminado en cuestión de horas

No me gustan las pintadas y aunque entiendo que desde hace miles de años (literalmente) son una forma de expresión popular me disgusta que se ensucien nuestras paredes con, normalmente, groserías o mensajes que importan solamente al que los escribe y cuatro gatos más.

Sin embargo sí es cierto que hay pintadas y pintadas. Podríamos decir que los murales bien hechos no se encuadran tanto en la categoría de vandalismo como en la de arte urbano, y en Lugo tenemos sobrados ejemplos de gente que se dedica a embellecer paredes sosas, puertas de garaje anodinas y otras superficies convirtiéndolas en auténticos referentes de color en la ciudad. La lucha contra la pintada es correcta, pero el mural debiera ser no solo objeto de autorización sino incluso de conservación.

Sin embargo, ¿qué pasa cuando esos murales no son autorizados y se ponen para reivindicar un tema político o social? Bueno, ahí tengo que reconocer que incluso yo, que suelo tener una opinión bastante firme sobre casi todos los temas lucenses, tengo mis dudas. Verán, no puedo aprobar que se pinte en una pared porque al autor le apetece “decorar” un muro así por las bravas. Hay que tener en cuenta que el propietario del improvisado lienzo tendrá algo que decir y que toda actuación urbana ha de estar autorizada… pero… sí, ahora viene el pero… reconozco que hay cosas más importantes a las que atender antes de empezar a eliminar murales que tienen mucho de arte y bastante de reivindicación.

Hace unos días la plataforma “Lugo sen mordazas”, con la que comparto objetivos aunque no argumentos (no estamos de acuerdo en los enfoques pero sí en que la supuesta “ordenanza cívica” es un disparate jurídico y un atentado contra las libertades individuales) llevó a cabo un hermoso mural en la calle San Roque. Duró unas horas ya que “alguien”, supuestamente el Ayuntamiento, lo tapó inmediatamente en un arranque de energía, eficacia y diligencia que no se ve en Lugo desde hace décadas.

No les voy a decir que no esté bien tapar ese mural, pero sí que me choca que desde hace años hay zonas de la ciudad que soportan pintadas cutres sin que haya, ya no digo esa celeridad, sino el más mínimo atisbo de interés para eliminarlas. Ayer fui a O Cantiño a tomar un café y vi en Facebook este asunto. Levanté la vista y no tuve que moverme ni un metro para “admirar” las pintadas que hay en una zona pública, concretamente en el acceso al tramo de ronda interior de la Muralla que arranca en ese punto. Ahí llevan años y más años seguirán porque como no tienen carga política se dejan a mayor gloria del vándalo que las hizo.

Mientras tanto, en la ronda interior, las pintadas permanecen porque no son "políticamente relevantes"
Hay muchísimas más, pero éstas fueron las primeras que vi cuando me enteré del asunto.

No es el único caso de “eficiencia selectiva”. La campaña de carteles-denuncia “ciudadanos” (sí, va con segundas) que nos hablan de venta de xestas, hierba seca, de restos arqueológicos de la “edad de hierro” y demás ironías, tienen como consecuencia dos actuaciones inmediatas de las administraciones, porque no les gusta que les saquen los colores: la primera es la retirada de los susodichos carteles y la segunda el arreglo de la parcela donde aparecen (bueno, esto último con más calma, que lo importante es el cartel). Van lentos e incluso hoy La Voz de Galicia publica un reportaje a página completa de grandes zonas de maleza en la ciudad, que violan la normativa sobre seguridad forestal, pero ya sabemos que perro no come perro y la administración es perezosa a la hora de sancionarse a sí misma.

Urbaser ha recibido instrucciones de estar atenta a esas denuncias “anónimas” y cumplen con una disciplina castrense que ya nos gustaría ver a la hora de cambiar los contenedores rotos que afean (cuando no apestan) nuestras calles.

Lugo no se merece esto. Esa eficacia selectiva en que solo se atienden las cuestiones que denuncian la inacción municipal o la acción equivocada. El mural de San Roque y los “carteles ciudadanos” no son el problema. El problema son la ordenanza mordaza y que la ciudad está que da asco verla.

El único recuerdo que queda del mural son las fotos.

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