Les juro que no comprendo a veces a los dirigentes de Lugo. Resulta que sale el Delegado de la Xunta a decir, entiendo que con retranca, que al MIHL van “200 personas” y el Gobierno Local, por boca de su concejala de Cultura Maite Ferreiro, le responde toda llena de razón que no, que en 2018 fueron 4539 personas. Como si fuera un logro.
Si tenemos en cuenta que el coste del mantenimiento de la Pirámide de Orozco se cifra en un millón de euros al año (datos que no son reales, ya que el Ayuntamiento se ha negado siempre a hacer públicas sus cuentas en detalle, cosa que escama), una sencilla regla de tres como la que aplicamos el otro día a las visitas de San Fernando nos dicen que nos cuesta a los lucenses más de 220 euros cada visita. Sí, han leído bien. Para ser exactos 220,31 €. Esto deja lo convierte sin lugar a dudas en el museo más caro del mundo.
Por si eso fuera poco, según las cifras “oficiales” del Ayuntamiento las visitas han bajado desde hace unos años. En 2016 Carmen Basadre anunciaba, toda contenta, que habían ido a pasear por allí 5590 personas, es decir, mil más que la cifra de dos años después. Bien es cierto que de las cifras que daba Basadre hay que fiarse lo justo, porque era la que aseguraba que al Arde Lucus vinieron 600.000 personas. Por decir que no quede.
El disparate del MIHL era visto desde el minuto 0, pero el tiempo creo que ha superado incluso las expectativas más negativas sobre ese absurdo proyecto. En un sitio totalmente inadeuado, soterrado en una zona con agua (así le va), sin actividad alguna y sin la promoción que le daban cuando era el “juguete nuevo” de los próceres del Ayuntamiento, que, como niños caprichosos abandonaron el recinto una vez pusieron su mirada en la nueva vieja cárcel.
Que nos cueste más de 220 euros cada uno de los visitantes que ponen un pie en ese error no solo es una cafrada de gestión, sino que debería ser considerado un delito. Han tirado diez millones de euros en ese edificio, que podrían haber servido, por ejemplo, para hacer el tan ansiado Museo de la Romanización en San Fernando y dar una lección a la Xunta de cómo se gestionan las cosas.
El problema es que lo que están haciendo es darles argumentos para no cumplir con su palabra. Si resulta que tenemos muerto del asco el que supuestamente es el buque insignia de la cultura local, si tenemos la vieja cárcel exponiendo aire y cuatro paneles sobre la supuesta cárcel franquista (sí, claro que lo fue, igual que cárcel republicana o monárquica, así que no digamos tonterías), y si tenemos el auditorio sin recibir porque no tenemos ni idea de qué vamos a programar en él, damos en bandeja la argumentación de “para qué coño quieren ustedes otro mamotreto si no saben qué hacer con ellos”.
Todo es política, de la mala. El MIHL fue un espejismo, caro de narices, que se vendió como una pantalla más de la época Orozco. Como el Plan Estratégico, el Plan de Movilidad, el centro de nuevas energías y tantas otras cosas que solo sirvieron para despilfarrar dinero y ganar votos ilusionados, pero incautos. Tampoco es que la oposición haya estado muy brillante en su gestión de estas cosas.
Ahora le toca a San Fernando, y vemos las declaraciones maximalistas y falsas del Ayuntamiento que habla de “éxito arrollador” de las visitas, cuando realmente hubo la gente que hubo y, de hecho, ayer estaba aquello más vacío que el MIHL, que ya es decir.
Lugo no merece esto. Bueno, puede que sí lo merezcamos los lucenses, nos lo estamos ganando a pulso con tanto pasotismo.
Correcto!
ResponderEliminarLo del Mhil es impresionante.
Un lugar único y genial (ahora que está hecho)y ver cómo se ha dejado pudrir...
Se podrían hacer cosas maravillosas pero no saben, no viajan ,no preguntan, no se asesoran...como mínimo debería estar operativo...la caja negra...creo q sería hasta denunciable su pasotismo.
Que pena de ciudad,descuidada y abandonada.
Para qué san Fernando pues...
Yo haría en el un centro de la juventud.para que ni se pasen el día en las termas...con talleres culturales deportivos ,artísticos y sociales.