lunes, 29 de mayo de 2023

Un gran día para Lugo

La urna es el objeto más sagrado de una democracia y el que no lo entienda así... que se fastidie.

Hoy es un gran día para Lugo: hemos elegido a nuestros representantes y eso es bueno en sí mismo. No son los que yo hubiera querido ni por los que aposté, ya que en mi opinión la ciudad necesitaba un cambio, pero son los que las urnas han decidido y no hay más que hablar sobre eso. 

El único consuelo que nos queda a los que no hemos visto cristalizar el cambio que deseábamos es que se han quedado fuera los partidos más extremistas, pero es llamativo que tantos años después volvamos al modelo “bipartito alterado” de Galicia, es decir, al binomio PP vs PSOE+BNG, que es la tónica habitual de nuestra comunidad autónoma. También es curioso ver que si los votos de VOX fueran para el PP (los de Ciudadanos venían de varias fuentes pero los estos otros se puede afirmar que eran mayoritariamente populares) Candia sería alcaldesa… pero ya saben, si mi abuela tuviera ruedas sería un patinete. La política ficción no es más que ficción.

Veremos ahora cómo se conducen las negociaciones, qué pasará con el reparto de concejalías, las condiciones que se ponen unos a otros y otros a unos, pero en todo caso obviamente habrá acuerdo porque hay mucho poder y muchos sueldos en juego y no existe la posibilidad de que salte todo por los aires.

Me choca muchísimo que la subida del BNG, que crece casi 2.000 votos, no le suponga ningún beneficio en representantes. Estaba convencido de que de reeditarse el bipartito sería con un 7/6 como en 1.999, pero no, se mantiene el 8/5, quién lo iba a decir.

Es llamativo el caso de la Diputación, que ha estado en el alero y se ha decidido por menos votos de los que hay en alguna comunidad de vecinos. Pero es lo que hay, y eso va a pasar siempre porque sean cuales sean las reglas del juego siempre habrá un momento en que un único voto pueda ser decisivo. No es razonable ponerse ahora a decir si las normas son tal o cual o si es justo o injusto: los dos grandes partidos tuvieron ocasión de cambiarlas con sus respectivas mayorías absolutas en Congreso y Senado y no lo hicieron, así que será que las ven bien.

El futuro inmediato estará condicionado por muchas cosas, pero muchas de ellas ya están decididas. Habrá que ver si el mal rato que pasaron ayer los ahora vencedores les hará reflexionar sobre si están haciendo las cosas como deben, pero como el resultado les ha favorecido lo más probable es que sigan por el mismo camino.

De la noche electoral sólo me ha preocupado Lugo, para qué les voy a engañar, pero aún así ha habido una noticia que me ha dejado boquiabierto y que me ha distraído momentáneamente de mi casi único objeto de atención: lo ocurrido en Orense. Que la lista de Democracia Ourensana, un partido cuyo nombre es un sarcasmo, haya sido la más votada es para echarse a temblar y hace que uno se pregunte en qué está pensando la gente. Pero oigan, la democracia funciona así. Lo de que el voto que yo no comparto valga lo mismo que el mío es difícil de tragar, porque cada uno piensa que el otro está mal informado o que tiene oscuros intereses, pero eso no es más que no saber perder.

Los lucenses hemos acudido a las urnas, ha aumentado la participación y el resultado ha sido el que tenemos delante. Ojalá hayamos acertado colectivamente y ojalá el nuevo gobierno cambie algunas de sus actitudes y formas de hacerlas cosas… si bien es cierto que no les ha ido tan mal haciéndolo como lo han hecho así que tengo mis dudas.

La conclusión sólo puede ser una: “Lugo locuta, causa finita”.

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