Doña Emilia en una fiesta con Cándido, su marido; tras la barra del Verruga y tomando el sol en Farnadeiros... |
Hoy hace diez años que falleció mi abuela, Doña Emilia. Diez años, una década. Es una barbaridad de tiempo. Sigo con esa extraña sensación de que a veces me parece que hace un par de meses que se nos fue y otras parece que ha pasado una eternidad. Si les digo que no hay día que no me acuerde de mi abuela puede que sea exagerado, pero menos de lo que se imaginan. Dejémoslo en que uno de cada dos, como mínimo, me acuerdo de ella, aunque me parece que es bastante más que eso.
Diez años después sigo recordando sus anécdotas, sus costumbres, sus partidas de cartas en el Círculo y hasta sus refranes, que le encantaban. Portaba una sabiduría centenaria, heredada de una larga y próspera vida, y una nobleza natural como nunca más he visto.
Hoy veo los recuerdos físicos que me quedan de ella y aunque siempre pensé que no me harían falta para rememorarla, sí es cierto que ayudan. La colcha que le hizo mi hermana, la alfombra que me regaló y que tenía a la entrada de su casa, la vajilla que usamos para las ocasiones especiales, la mesa de comedor de Miño que recientemente me han dado… tocar esas cosas es una ayuda que quizá no hiciera falta pero que viene bien para traerla a la mente.
Pero lo que más recuerdo siempre es el tiempo juntos. Los veranos ella y yo solos en Miño, en que me llevaba la moto para hacerle los recados, los cafés en la Plaza de España, las tardes relajadas leyendo y charlando en que me contaba cosas que sólo nos decía a mi madre y a mí…
Una foto que nos hicieron sin saberlo y que atesoro con muchísimo cariño |
No se trata de despilfarrar ni de ser poco previsores, pero tampoco de atesorar bienes materiales en lugar de experiencias. Si algo nos vamos a llevar de aquí no serán los euros o las cosas sino los recuerdos, las vivencias, y en eso mi abuela era una experta. Su respuesta para la frase “abuela, ¿te apetece…?” era sí, apenas sin dejarte terminar. Se apuntaba a un bombardeo, como debe ser.
Esta foto es de febrero de 2013. Con 95 años (cumplió 96 unos días más tarde) no dejó de ir a conciertos, viajes ni de disfrutar de la vida. Un ejemplo para todos. |
Diez años… es mucho tiempo, y ahí estás, abuela, siempre presente en nuestras vidas.
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