martes, 30 de mayo de 2023

Nuevo mandato... y otras elecciones

Toca pactar, pero se pactará, aunque un nuevo ambiente electoral no es el mejor de los escenarios para ello... pero hay demasiados intereses en juego.

No pasaron ni 24 horas desde las elecciones del domingo y volvemos a estar otra vez metidos en el barro de una nueva campaña. Precampaña técnicamente, pero campaña a fin de cuentas. Los ciudadanos de a pie no distinguimos una cosa de la otra, porque lo de que supriman la palabra “vota” no es suficiente para diferenciar ambas situaciones.

El Presidente del Gobierno ha dado un golpe de efecto adelantando la convocatoria de elecciones unos cuantos meses, aunque realmente no tenía muchas alternativas. Sabe que seguir atado a sus socios de Consejo de Ministros es una rémora de la que se tiene que deshacer, porque cada día que pasa con Podemos en los ministerios le quita votos… y sorprendentemente a ello también.

Hay partidos que están pensados para la oposición y no para el gobierno, porque se basan en ideas genéricas que, cuando llevan al BOE, se convierten en disparates. El ejemplo más obvio es el de la tristemente célebre ley del “sólo sí es sí”, cuyo efecto más notable ha sido la rebaja de las condenas de más de mil agresores sexuales, algo que por mucho que pretendan minimizar tiene un calado de tal calibre que no hay por dónde cogerlo.

Pero este blog es sobre Lugo, y por mucho que la noticia del día sea la convocatoria de elecciones generales, en nuestra ciudad hay una sensación de permanencia que choca con lo que ha ocurrido en otras partes de España. En Galicia sólo ha habido cambios relevantes en la diputación de Pontevedra, en la ciudad de Santiago, donde el BNG se puede hacer con la alcaldía, en Ferrol, que el PP recupera con mayoría absoluta, y con el caso digno de estudio de Orense. En el resto todo sigue más o menos igual hablando de grandes ciudades. Quizá por eso aquí la sensación provocada por la convocatoria de Sánchez es algo distinta al de otros territorios, en que se respiran vientos de cambio.

Hoy leo que Lara Méndez afirma que los resultados del domingo son un respaldo a sus políticas. Yo no me vendría tan arriba, la verdad. Es cierto que mantienen el gobierno, pero también que lo hacen por los pelos, que no han ganado en ninguna mesa electoral (ni una sola, que es mucho decir) y que si bien es verdad que han subido en votos (algo que yo no me esperaba ni de lejos) su partido es el que menos lo ha hecho de los tres con representación municipal. Respaldar un gobierno es lo que ha pasado en Vigo, por ejemplo, o incluso si me apuran lo de Orense, por mucho que nos cueste entenderlo. En Lugo se han salvado por el canto de un duro y si bien hay que dar mensajes positivos, el triunfalismo no creo que sea lo más adecuado.

En todo caso el resultado es el que es y los desafíos para los próximos cuatro años son tremendos, así que a ver cómo va la cosa. Los vencedores todavía tienen que repartirse el botín y dudo que el BNG acepte mantener el papel que ha soportado estos cuatro años, pero tampoco puede tensar demasiado la cuerda porque dependen unos de otros… pero también “otros de unos”.

La campaña nacional no va a ser el mejor de los ambientes para la negociación, pero hay demasiado en juego como para mandar a freír espárragos el asunto, así que si alguien tiene en mente que existe la posibilidad de que no pacten, que se vaya olvidando porque habrá pacto a toda costa.

Por mi parte, tal y como he hecho siempre cuando ha habido elecciones, toca “reiniciar”, y por mucho que el gobierno sea continuista, tomarse el nuevo mandato como lo que es, una oportunidad de que se hagan las cosas mejor. Seguiremos.

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