martes, 20 de julio de 2021

Las playas ''para perros''

Punta Corveira, una de las escasas playas de nuestro litoral en que se puede ir con perros.

En ocasiones los debates se falsean porque partimos de puntos de vista parciales y sesgados. Por ejemplo, cuando se habla de las “playas para perros” parece que estemos poniendo sobre el tapete una cuestión básica de derechos de los animales, lo que es un soberano disparate. Los animales no tienen derechos, por definición. El derecho es una creación artificial, humana, social y que la naturaleza no comparte. La prueba más palpable es que niega a unos el derecho a la vida para que otros se alimenten, pero no es el único ejemplo.

Ya, ya, sé que una afirmación como esa puede crear polémica. “¿Cómo que no tienen derechos los animales?, ¿Entonces puedes hacer con ellos lo que quieras?”. Como respuesta a esas preguntas les diré que ya hacemos lo que queremos con ellos. Los criamos, los domesticamos, los hacinamos, los matamos en masa y nos alimentamos de ellos. Si les parece poco… Pero, sin defender los abusos a los que hemos llegado por la superpoblación humana de la Tierra, hay que asumir que es en parte el ciclo de la vida y, como en cualquier ecosistema del planeta, unos mueren para que otros sobrevivan de forma totalmente arbitraria ¿o acaso creen que los leones sólo se comen a las gacelas que han hecho algo malo?

Una vez aclarado esto, creo que sí es lógico que existan delitos que penalicen el maltrato animal o comportamientos contra su bienestar más allá de lo estrictamente necesario. ¿Cómo se casa eso con la afirmación de que los animales no tienen derechos? Pues es sencillo: tampoco tienen derechos la Gioconda o el Caballero de la mano en el pecho y nadie en su sano juicio vería lícito que vaya cualquiera con un spray a cargárselos. Ya no por ser un elemental daño a una propiedad, sino porque hablamos de bienes que son patrimonio de la Humanidad, en su conjunto, y nuestros compañeros de planeta también lo son.

Si esto no es la felicidad absoluta, se le parece muchísimo

Volviendo al principio, no creo que el término de las “playas para perros” sea el correcto. Los perros no tienen derechos, pero nosotros, sus dueños, sí. El enfoque cambia entonces: ¿tenemos derecho a ir a la playa con nuestro perro? Pues parece que si unos pueden ir con su altavoz portátil a dar por saco tiene lógica habilitar espacios para ir con nuestras mascotas (que para los que tenemos una, son más que eso) a bañarnos.

Las excusas habituales son que molestan o que ensucian mucho. Sobre lo primero no voy a caer en la habitual comparación con los niños revoltosos, no me hace falta porque los adultos también somos bastante molestos cuando nos ponemos a ello: que si los gritos, que si la manía de convertir la playa en un polideportivo, que si las tablas que te pueden dar en la cabeza para “coger una ola”… Todo nos puede molestar si lo intentamos con ese ahínco que desde que empezó lo de la Pandemia ponemos en ofendernos por todo.

En cuanto a la limpieza, les invito a visitar playas en que se permite el acceso con perros. Están como una patena porque todos somos conscientes de que si dejamos las cacas nos quitan la entrada. De hecho habitualmente no se ve ni una colilla en el suelo porque una vez que te acostumbras a no manchar lo extiendes a todo, y así da gusto.

Tampoco estoy diciendo que todas las playas tengan que permitir el acceso con mascotas, pero sí bastantes más de la que habitualmente tenemos, que suelen ser playas bastante malas, la verdad. Anímense a visitar una y verán lo felices que están y eso es contagioso.

Playa perruna en San Vicente del Mar, una de las mejores a las que hemos podido ir

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