Manda narices tener que explicar estas cosas |
Cuando leí la noticia del gato que encendió un equipo de
música y despertó a los vecinos me hizo mucha gracia, como a todos… hasta que
pensé en qué pasaría si yo fuera uno de esos vecinos y ni se me pasara por la
cabeza que las cosas habían sido así. Para mayor fantasía, El Progreso de hoy
recoge que el gato le dio al botón de repetición con lo que la misma canción
sonaba una y otra vez, como en una maldición obsesiva.
En mi caso sería peor, porque además soy un poco cositas con
el tema de los ruidos y me parece muy molesto tener que aguantar que el vecino
de turno quiera confundir su casa con una sala de conciertos y poner a todo
trapo una música con la que a lo mejor no estamos muy de acuerdo. Ni siquiera
estándolo. Hay unos maravillosos dispositivos llamados auriculares que te
permiten destrozarte los tímpanos sin molestar al prójimo, y no comprendo la
resistencia que hay a usarlos.
Tal vez el COVID no nos esté ayudando a ser más pacientes y
tolerantes, cuando tendría que ser justo al revés. El hecho de estar todos
metidos en casa durante una temporada nos debería haber enseñado la importancia
de ser comedidos en las emisiones sonoras y a entender que según yo oigo a los
demás, los demás me oyen a mí. Pues no.
Los carteles curiosos de las comunidades de vecinos siempre
existieron, pero no en tan gloriosa frecuencia. Ahora es raro el edificio donde
no hay que recordar a los convivientes cosas de puro sentido común y que no se
le habrían ocurrido a nadie hace unos pocos años.
“Saldremos mejores de esto” decían. Hoy esa frase es una
siniestra contradicción con la dura realidad. Estamos más tensos, más
irritables, somos cada vez menos empáticos… para muestra la imbecilidad dicha
por el Alcalde de Ourense, de que no comparte que le den la Medalla de Oro de
Galicia quienes “sólo” ponen inyecciones para lo que, según él, no hace falta
pericia alguna. Seguro que cree que él la merece más por elevar su estupidez a
niveles olímpicos (y el PP acaba de renovar el apoyo a este señor…).
Lo dicho, estamos histéricos.
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