viernes, 21 de junio de 2013

Tarde, pero bien señor Alcalde

Una de cal y otra de arena. Ya saben que soy poco partidario de Orozco, y tal vez por eso me cuesta reconocerle las cosas cuando las hace bien, pero hoy es uno de esos días en que me ha sorprendido favorablemente. 

El puente en plena rehabilitación. Foto El Progreso
Verán, como he dicho alguna vez soy un firme partidario de la peatonalización del llamado puente romano. Por cierto, estoy harto de poner “el llamado puente romano” así que a ver si lo aclaramos de una vez: el puente es de origen romano, pero no podemos llamarle así realmente porque su factura actual es medieval en el mejor de los casos. De todas formas, y para no llevar la contraria al común de los lucenses (cosa que, por otra parte, saben que no me preocupa en exceso cuando creo que hay un error manifiesto) a partir de ahora le llamaré “puente romano” a secas. Valga esta explicación para el futuro.

Pues a lo que íbamos, soy un firme defensor de peatonalizar el puente romano, y hoy nos anuncian que Orozco, harto de tanto trajín para arriba y para abajo por fin se decide, tras deshojar una margarita que tenía más pétalos que piedras tiene la Muralla, y nos comunica que sí, que va a ser peatonal y punto.

Las colas que se formaban en el puente...
Para este viaje no hacían falta tantas alforjas, digo yo. La estrategia de ir con la decisión tomada a una reunión para ver si consigue convencer a los del barrio, para luego quedar de demócrata y contar por ahí que “es una decisión avalada por el pueblo” se cae por su propio peso porque los del puente dicen que nones, que no cuela, y que quieren que pasen coches por el puente, lo que tanto a Orozco como a un servidor nos parece una barbaridad. Si querían que pasaran coches mejor no lo tocábamos y lo dejábamos como estaba. Pero por fin el Alcalde ha ejercido de tal y ha cerrado el tema. El puente será peatonal. Se acabó la discusión. Otro tema es si esa decisión hará que tenga que buscar “compensar” a los vecinos del barrio o intentar convencerlos por la vía de los hechos de que tiene razón.

No puedo evitar ver paralelismos con otro alcalde que tuvo que demostrar por la vía fáctica que tenía razón. Joaquín García Díez, como ya les he contado en más de una ocasión, se enfrentó a prácticamente todo el comercio de Lugo, salvo honrosas excepciones, para peatonalizar el centro, que no sólo fue una cierto sino la mayor revolución urbanística de esta ciudad desde tiempos del emperador Augusto. Bueno, puede que me haya pasado de frenada: cuando hicieron la Muralla también puede que pasara algo de importancia comparable.

Inauguración de la peatonalización de Lugo
La diferencia es que Joaquín le echó huevos, permítanme la expresión, desde el primer momento, y cuando se reunió con los vecinos y comerciantes de la zona no era para “decidir entre todos” sino para informar directamente de lo que se iba a hacer. Podrán ustedes pensar que es un método autoritario, pero qué quieren que les diga, a una persona se la elige para gobernar, no para llevar la ciudad dando tumbos a golpe de encuesta.

No nos pongamos nerviosos, que a veces me sacan lo que digo de quicio. Nadie defiende a los iluminados, a las personas que, tras ganar unas elecciones hacen lo que les viene en gana. No. De lo que se trata es de escuchar a todas las partes, tomar en consideración los argumentos por su valía y no por su número (siempre mantendré que una persona puede tener razón frente a cien millones, véase el caso de Copérnico) y, por último, decidir, que para eso se les paga.

Joaquín demostró que tenía razón, y por esa seguridad, ese convencimiento absoluto, fue por lo que se atrevió a luchar contra viento y marea para llevar a cabo un proyecto de peatonalización que esta desagradecida ciudad todavía no le ha correspondido debidamente. Cosas de la política.

Orozco toma este barco, el de la valentía, con cierto retraso y después de que le saliera mal la jugada de “voy a ver si los convenzo y quedo bien”, pero al menos lo ha tomado. Uno quiere gobernantes, no autoritarios, pero sí decididos y con opiniones firmes. A nadie le gusta que su alcalde, o cualquier otro cargo, sea un "nosesabequé" que anda de un lado para otro cambiando de opinión como de camisa.

Esperanza Aguirre será todo lo odiada que ustedes quieran, pero también admirada a más no poder. Hasta su peor enemigo reconoce de ella que se sabe lo que piensa y que tiene una firmeza a toda prueba, que es una de las razones que le dieron el reconocimiento electoral de los madrileños una y otra vez. En cambio tenemos otros gobernantes de los que no sabemos qué opinan de casi nada porque no se atreven a dar la cara para no pisar el callo a nadie. Pues chicos, así os va a ir de pena, porque si algo queremos es certidumbre, y más en este momento de zozobras y cambios permanentes.

Felicito, pues, al señor Alcalde por haber tomado una decisión respecto al puente. Incluso aunque no fuera la que a mí me gusta (que lo es), es de agradecer un poquito de valentía.

2 comentarios:

  1. Luis, ¿A que tanta duda con el nombre? Llamalo puente viejo, como casi todo el mundo ;)

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  2. Manda narices que sea eso con lo que te quedas de la entrada del blog jajajaja

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