viernes, 12 de abril de 2013

La matrona nueva y la matrona oxidada

Que lo de la matrona de Lugo es de juzgado de guardia creo que nadie lo puede poner en duda. Hemos hablado ya del tema en varias ocasiones y gracias a que a la prensa (concretamente a El Progreso) le dio por sacar el tema nuestra estatua no acabó reciclada en tornillos del 5 o en llaveros promocionales de sabe Dios qué cosa. 

Porque es un tema llamativo: el Ayuntamiento contrata la reproducción de los leones y la matrona a una empresa privada, a la que encarga también la custodia de las piezas originales. Ponen reproducciones en la fuente de la Plaza de Avilés y se olvidan de preguntar por la estatua original, mientras guardan los leones en algún almacén de vaya usted a saber dónde. 


Ahora niegan que se encargara de la custodia a la empresa, pero tampoco se molestaron en ir a recogerla o preguntar dónde estaba y en qué estado. Y como la fundición que tenía la custodia se va al cuerno el administrador concursal mete la estatua en un lote y lo vende al mejor postor, que para colmo resulta ser una sociedad del sobrino y la hija del propietario de la empresa concursada. Un lío más de esos que creíamos que sólo se daban en Lugo pero que se ve que hay por todas partes, sólo que aquí nos gusta más jugar al “quién es quién”. 

Aquí hay unas cuantas cosas que quedan clara hasta para el más obtuso: que el Ayuntamiento le prestó la misma atención a la estatua que se le prestan a las goteras en el Sáhara; que el administrador concursal no se fijó en qué ponía en venta (se entiende que sólo se podría subastar el patrimonio de la empresa, del que la matrona no formaba parte), y que si no llega a ser por el diario vaya usted a saber dónde estaba la pieza. 

Tanto Museo Interactivo de Historia de Lugo, tanta cafetería y tanta leche y resulta que la auténtica Historia, la que es de metal y no virtual, anda perdida en algún almacén sin que se preocupen lo más mínimo de ella. 

Foto de La Voz de Galicia:
La matrona chorreando óxido
También este asunto nos trae una curiosa anécdota que maldita la gracia que hace. Publica hoy La Voz de Galicia que la estatua puesta frente a los juzgados, la copia, está totalmente oxidada porque es de hierro y no se trató para estar a la intemperie. Es decir, que una estatua de hace casi 150 años aguanta mejor la lluvia que una que se hizo hace cuatro o cinco. ¿Ese es el progreso de la tecnología? ¿Le ponemos un chubasquero? 

De la misma manera que el puente romano de Mérida sigue en pie después de dos mil años mientras obras de ingeniería hechas por ordenador y con las más modernas tecnologías se van al carajo cuando llueve mucho, parece que la fábrica de Sargadelos (me parece que la matrona, al igual que los leones fue forjada en sus talleres) sabía más de hacer piezas hidrófugas que nuestros actuales “técnicos”. La matrona nueva es la matrona oxidada, no parece lógico.
Un resumen de lo que es nuestra sociedad actual: preferimos gastar dinero en algo nuevo, aunque sea de peor calidad, que respetar lo de antes. Compramos una nueva estatua (que se oxida) en lugar de reconstruir la fuente original (que aguanta lo que le echen), y para mayor gloria la colocamos en un sitio que se vea poco en vez de ponerla en su lugar, que es la Plaza de España. 

Eso sí, luego gastamos miles y miles de euros en poner luz y ventiladores a cuatro piedras bajo un cristal porque eso “atraerá el turismo”. Bueno, también el club de la comedia da audiencias a las teles, en eso a lo mejor aciertan.

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