miércoles, 10 de julio de 2013

Presunción de indecencia

Hay inquietud común que muchas personas, tanto dentro como fuera del PP, tenemos desde que empezó todo el rollo de los papeles, de Bárcenas, los millones, los sobres y la madre que los parió a todos.

Veamos primero por dónde van los tiros: nos cuentan que un señor, tesorero de un partido tan importante que hoy gobierna en España, llevó la contabilidad del dinero negro que entraba procedente de comisiones ilegales y que luego se repartía generosamente entre los altos cargos de la organización, dando lugar a sobresueldos que obviamente no se declaraban a Hacienda. De ser esto así, la gravedad del tema no es para tomársela a cachondeo, porque se supone que uno de los destinatarios es el que hoy ocupa la Moncloa.

En España, si uno se pone en la plaza principal de su pueblo y grita que el Alcalde le obligó a cohabitar con una cabra, lo más normal es que la mayoría de los vecinos se lo crean. Hemos llegado a tal punto de demonización de la política que cualquier acusación entra con una facilidad pasmosa, y con el agravante de que diga lo que diga la justicia siempre habrá un altísimo porcentaje de ciudadanos que crea en la culpabilidad del acusado. Es el efecto “tú difama, que algo queda” que se puso de moda en la política española hace ya unos cuantos años.

Como táctica para ganar unas elecciones a corto o medio plazo no les discuto la efectividad de la estrategia, pero a largo plazo, y viéndolo globalmente, es una táctica suicida, porque tarde o temprano el cargarse la presunción de inocencia y aquello de que el que acusa es el que tiene que demostrar las cosas, es una barbaridad que se volverá en contra de todos. No se equivoquen, también de ustedes o de mí, que esto afecta a cualquiera en el momento más insospechado.


“A mí no me puede pasar eso porque no me meto en líos”, podrá pensar algún lector de este blog. Es que quizás tampoco se metieron en líos algunos de los acusados, o todos, en todo este rollo y miren si les han dado estopa. Si usted es funcionario, empresario, empleado o parado, me da igual, siempre puede verse metido en un berenjenal porque su vecina le acuse de tocarle el culo, el del coche que chocó con el suyo de ir borracho, o el chorizo de turno de ser su cómplice. Nunca se sabe por dónde pueden venir los golpes en un país que ha acatado la presunción de culpabilidad (presunción de indecencia según Forges) como un mantra que sólo se puede dar en una sociedad que tiene un Estado de Derecho poco asentado.

“Te estás contradiciendo”, también me podrán decir. “Para nada”, les contestaré yo. Yo defiendo la dureza de la condena, pero también la presunción de inocencia. Eso no es ser blando con los criminales, sino proteger al ciudadano inocente mientras lo sea y luego, eso sí, palo si un tribunal lo declara culpable. 

¿Creo que Rajoy debería dimitir? A día de hoy por supuesto que no. ¿Y si se demuestra que mintió y que cobró dinero negro sabiendo su procedencia? Entonces sin duda, sí. No se puede dirigir un país, pedir sacrificios a los ciudadanos y exigir que se cumpla con la Hacienda pública si se ha estado haciendo justamente lo contrario. Si Montoro dejó de declarar un euro a Hacienda queda deslegitimado para reclamarme a mí que lo haga, así de simple.

Les voy a ser sincero: me cuesta mucho creer que Rajoy se vea en ese brete. No digo que no cobrara por presidir el partido, que es obvio que lo hizo (oficialmente, incluso), sino que me sorprendería desagradablemente todo lo demás. Y no me pierde el partidismo, porque dije en su día lo mismo de Orozco, y que yo sepa no milita en el PP. Insisto una vez más en que son los acusadores los que tienen que demostrar la veracidad de sus acusaciones.

Los políticos, queridos amigos, tienen el mismo derecho a la presunción de inocencia que cualquier otro colectivo. Ahora bien, si se demuestra su culpabilidad… habría que plantearse que si se viola la confianza del país hubiera una pena adicional por “traición”, por fuerte que pueda sonar. Tampoco digo que los cuelguen de los pulgares, pero sí veo más grave que un administrador público meta mano a la caja común que un caso en que el director de una empresa trinque lo que no debe en la suya.

2 comentarios:

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor... del comentario, no del blog. Aquí lo de la censura no funciona, salvo insultos y esas cosas que no es el caso ;)

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