lunes, 5 de febrero de 2024

Basura para unos, tesoros para otros

El tresillo de la Calle San Roque. Llamativo era no me dirán que no.

Casualidades de la vida. El viernes pasando por la calle San Roque vi un tresillo con muy buena pinta junto a un contenedor. Llamaba mucho la atención, porque parecía en perfecto estado y no estaba muy claro si estaba para tirar o si lo habían dejado allí para recogerlo o algo así.

Como íbamos en coche no pude parar, así que fuimos a aparcar y volvimos a curiosear. Ya había una señora haciendo guardia y que me miró un poco mal porque le hice una foto al mueble. Le pregunté si estaba esperando para llevárselo y me contestó, un poco seca, que sí, que estaba esperando a que fueran con un furgón. Supongo que estaba harta de que le preguntaran, aunque yo personalmente si estuviera en su situación lo había movido unos metros y me habría sentado en él, así no habría dudas sobre que no estaba para tirar.

Comentando en un grupo de amigos el tema les enseñé una foto y una persona reaccionó con cara de pasmo: "¡Pero si ese sofá estaba en la casa que compré yo hace años!". No parecía probable que fuera otro igual, porque la tela de seda del sofá y su estilo no creo que sean muy fáciles de repetir, así que lo más lógico es pensar que era el mismo.

La persona que dijo eso no se quedó el sofá, porque el vendedor de la casa le pedía por el juego de tresillo y dos butacas la friolera de 5.000 euros, que no quiso darle a mayores, así que se lo llevó. De esto hace ya unos cuantos años y ya ven dónde acabó el tresillo, aunque no podemos decir que terminase sus días allí porque alguien le dará nueva vida.

Reconozco que soy de los que cuando pasan por cerca de un contenedor echa un vistazo, no lo puedo evitar. La de cosas que tira la gente. Hace años, por ejemplo, rescaté un juego de botes de cristal de confitería, de la marca Tardá, en perfecto estado, todos ellos de vidrio y con sus tapas metálicas. Los tengo en mi casa en una estantería y son una preciosidad. También tengo una máquina de escribir Remington que alguien había tirado... y el mismo viernes pasado, el del día del tresillo, no me hice con una cadena musical porque también llegamos tarde. Y mira que ando buscando yo una cadena, de las de los 80 o 90 con tocadiscos, CD, y doble pletina.

Lo que para unos es basura para otros es algo útil, a lo que se puede dar una segunda vida. Con esa filosofía hace más de una década la entonces concejala (y amiga) Sofía López Linares llevó al pleno del ayuntamiento de Lugo una iniciativa para que se abriera un sistema de rescate de objetos útiles que a veces alguna gente tira y que podrían servir de mucho a personas con recursos limitados que no se pueden permitir otra opción. Era una iniciativa estupenda, que colaboraría con el reciclaje y ayudaría a reducir ese consumismo terrible que tenemos, pero como era de esperar se votó en contra y en su lugar tenemos otras ideas "ecológicas" como la de tener unas Caldas al aire libre que llenan con agua del grifo calentada con una caldera.

Así que ya saben, cuando tengan algo que funcione pero les estorbe en lugar de tirarlo alegremente déjenlo al lado del contenedor o, mejor aún, súbanlo alguna plataforma tipo Wallapop por poco dinero y así todos salimos ganando: ustedes se libran del cachivache y le sacan unos pocos euros (que total no iban a recibir si lo tiran), el comprador lo disfruta como un tesoro, y el mundo se ahorra tener que procesar otro desperdicio que puede tener una nueva vida.

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