Dudo que la tristeza de los ojos de Candia al felicitar a Miguel sea por su nombramiento. Es difícil olvidar lo que ha pasado estos días. La magnífica foto es de El Progreso. |
Como era casi seguro, ayer Miguel Fernández fue elegido por la Corporación Municipal como nuevo Alcalde de Lugo, en sustitución de la fallecida Paula Alvarellos. Fue un pleno atípico, triste, de perfil bajo, marcado por la larga sombra de Paula y su traumática ausencia.
La tranquilidad de Miguel fue un bálsamo para todos. Necesitábamos esa paz, ese sosiego, y claro que no era momento de ser triunfalista ni mucho menos, pero quizás otro no se habría resistido a ello. Ojalá sea una señal de que las cosas pueden mejorar tras los tristes días vividos y que puede haber una cooperación entre rivales unidos por un dolor auténtico.
El guion se desarrolló como estaba previsto salvo por un detalle: Elena Candia no presentó candidatura para la Alcaldía, algo llamativo e incluso me atrevería a decir que esperanzador en este mundo de puñaladas traperas.
Bien es cierto que era muy difícil que su candidatura prosperase, pero no imposible. Quien conozca los entresijos de las complicadas relaciones que hay entre algunos miembros del Gobierno (y no me refiero a las tiranteces propias de un bipartito, sino a tensiones internas en alguno de los grupos) sabe cómo fue la anterior pugna entre Miguel y Paula y que había una remota, pero indiscutible, posibilidad de que las cosas se torcieran para PSOE y BNG y acabásemos con Elena de alcaldesa.
Pero ella misma truncó esa posibilidad al no presentarse. Ya no hubo debate ni más candidatura que la de Miguel, lo que resulta sorprendente, igual que llama la atención la poca importancia que los medios de comunicación le han dado a un paso valiente, empático y muy poco “político” cuando usamos esa palabra como sinónimo de malas prácticas, algo por desgracia bastante habitual.
Elena ha demostrado no querer aprovecharse de la situación, y siendo la candidata más votada en las elecciones y a un puñado de la mayoría absoluta tiene más mérito todavía que haya decidido dar cuartelillo al gobierno y no sólo no presentarse como alternativa sino que no llevarán asuntos al Pleno de este mes para darles tiempo a sus adversarios a reorganizarse tras un suceso tan extraordinario como el ocurrido.
Me recordó a esas películas en que al malo tropieza y se le cae la espada y el bueno, en lugar de atravesarlo aprovechando su debilidad, le permite galantemente recoger su sable para continuar una batalla justa y equilibrada. No entiendan que llamo al gobierno “los malos”, es que en las películas la situación suele ser así. También es verdad que el generoso suele ganar.
Elena tenía la tristeza en sus ojos al felicitar a Miguel, y dudo que fuera por que él recibiera el bastón de alcalde. Creo que el terrible destino de Paula Alvarellos le afectó profundamente porque no es difícil entender que hay un paralelismo entre dos mujeres fuertes, dinámicas, resolutivas... y si a una le pasa algo así a la otra le tienen que pasar por la cabeza muchísimas cosas.
Lugo sigue de luto. Incluso yo mismo me sentí raro al hablar ayer de la disparatada planificación para la antigua fábrica de la luz, y si saqué el tema es porque se aprobó la licitación la semana pasada, en plena crisis institucional. Quizá deberían haber paralizado el expediente unos días, pero no lo hicieron…
Hoy ese luto formalmente se empieza a teñir de gris, lo que se llamaba el alivio, porque ya tenemos nuevo alcalde, pero la ciudad aún no se ha recuperado del golpe y nos va a costar.
Por mi parte, hoy les hablo de este tema y mañana de otro muy relacionado con la situación, pero para la próxima semana intentaré recuperar los ánimos habituales aunque si les digo la verdad, no prometo lograrlo porque todos seguimos muy marcados por el fallecimiento de Paula.
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