lunes, 16 de septiembre de 2013

La vida es esto

Esto es un blog, y como tal se supone que es un diario personal. El viernes no escribí y les voy a explicar ahora por qué. El jueves por la mañana me avisaron de que un amigo había sufrido un infarto y que estaba en la UCI. Aún sigue ingresado con un pronóstico bastante malo.

No hace ni cuatro meses que murió mi abuela, a la que adoraba (aún la adoro) y como es lógico me cuesta no pensar en ella. Fue de repente y nos cogió por sorpresa a pesar de su avanzada edad, ya que todos dábamos por sentado que llegaría a los 100 años. Esto me ha sorprendido más, porque si Emilia tenía 96 años y era de esperar que tarde o temprano pasara algo así, este amigo ronda la cuarentena y nadie podía prever que le sucediera esto.

Estas cosas te hacen pensar. Siempre se dice que la vida es muy corta, que no somos nada, y que en cualquier momento te puede pasar algo, pero en el fondo no lo asumimos, quizás porque no queremos hacerlo. Es muy duro aceptar la propia mortalidad, y más aún la de las personas a las que quieres. Es muy raro que alguien por debajo de los 50 se haya molestado en hacer testamento, no por irresponsabilidad, sino porque siempre damos por sentado que queda tiempo por delante, y ya ven que nunca se sabe.

Creo que hay dos formas de afrontar esto: o llorar y hundirse en una depresión o llorar y salir adelante aprendiendo algo. Me gustaría que me lo pudiera tomar de la segunda manera, aunque eso no se elige y aún no sé por dónde saldré.

Hay que dejar una opción a la esperanza, porque recuerdo que a mi abuela en más de una ocasión la desahuciaron y salió adelante, pero la lección no sólo hay que aprenderla cuando algo acaba mal, sino también cuando la vida te pone una señal de advertencia.

Aunque quienes me conocen saben que siempre he sido de los que intentan no dejar nada para un futuro indeterminado, eso ahora será más intenso aún. La vida es esto, lo que hay ahora, no lo que se fue (aunque hay que aprender de ello) ni lo que vendrá, porque el futuro no está garantizado para nadie. Prever un camino: sí, pero obsesionarse con metas que nunca sabes si podrás alcanzar: no.

Tampoco es cuestión de centrarse únicamente en nuestra propia mortalidad, pero es algo a tener en cuenta igual que cuando cocinas estás pendiente del fuego. No es que te obsesione quemarte, pero haces todo lo posible para no hacerlo.

En fin, espero que mañana las cosas estén menos sombrías, aunque si les soy sincero las sombras también nos enseñan lecciones que son importantes, quizás las más importantes.

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